Archivo del Boletín de Sociología

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Por: Maria Angélica Garzón Martínez 

Conferensista invitada

Bogotá, agosto de 2022

 

Con la apertura de la nueva cohorte de estudiantes de la Maestría en Sociología para 2022-02, la coordinación del programa ha propuesto la realización de una conferencia inaugural que de apertura al proceso de formación de las y los maestrantes. Para esta ocasión, se contará con la participación de Maria Angélica Garzón Martínez, egresada de la Maestría en Sociología, quien presentará una disertacion títulada "Pasados presentes en Colombia: una mirada sociológica a la memoria".

 

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A continuación la conferensista invitada reflexiona sobre el contexto y el tema de la conferencia inugural:

 

Con la reciente entrega del informe de la Comisión de la Verdad, en Colombia se termina de consolidar un capítulo más de nuestra historia cercana: la implementación del deber de memoria o el recordar como imperativo social. Con esto, el avivamiento de una serie de tensiones y conflictos que se disputan desde diversos escenarios, por diversos actores y que tienen en común la lucha por narrar pasados (con estatus de oficialidad) asignándoles ciertos significados y, a partir de ello, la movilización de reclamos sociales en términos de reconocimiento, reparación, justicia, dignidad, entre otros. Ahora bien, ¿qué sucede cuando esos pasados, particularmente desgarradores, violentos y traumáticos se niegan a pasar? Es decir, ¿Qué papel cumple la memoria colectiva cuando recuerda no un pasado cercano sino un presente vívido? Al respecto, la experiencia en Colombia resulta un buen escenario para interrogar la memoria como deber, como derecho y como estrategia política para superar el conflicto y generar garantías de no repetición. Aquí, el pasado se niega a pasar y las memorias del conflicto resultan en testimonios del presente.

 

Desde mi experiencia en el tema y a partir de investigaciones realizadas con diversas poblaciones víctimas del conflicto armado en Colombia, propongo reflexionar sobre las memorias, los trabajos de las memorias y su relación con la práctica sociológica, entendiendo esta última como una mirada amplia, compleja y comprometida, desde interrogantes del ¿qué? ¿para qué? ¿cómo? que permitan imaginar formas de superar pasados recientes y plantear nuevas utopías.

Tras un largo recorrido que inició en 2016, el programa curricular de Sociología se encuentra ahora en la etapa conocida como “Evaluación Final”, a cargo del Consejo Nacional de Acreditación (CNA), en la que se tendrán en cuenta los resultados de la autoevaluación y la evaluación externa para emitir un concepto técnico que sirva como base al Ministerio de Educación Nacional para realizar el reconocimiento.

 

 

Por: Diego Fernando Rodriguez Barrera, Estudiante Becario del Departamento de Sociología

Bogotá, agosto de 2019

 

Según el Acuerdo 06 de 1995 del Consejo Nacional de Educación Superior, “la Acreditación es el acto por el cual el Estado adopta y hace público el reconocimiento que los pares académicos hacen de la comprobación que efectúa una institución sobre la calidad de sus programas académicos, su organización y funcionamiento y el cumplimiento de su función social”. Como dicha distinción es de carácter temporal, las instituciones de educación superior deben proceder a su comprobación periódica si desean continuar con dicha calificación en el Sistema Nacional de Acreditación. 

Reunión con pares evaluadores.  (Fotografía de Agencia de Noticias UN)

Reunión con pares evaluadores. (Fotografía de Agencia de Noticias UN)

 

El nuevo proceso de acreditación comenzó en 2016 con la vinculación de estudiantes auxiliares y profesionales que retomaron lo construido hasta entonces, y se encargaron de nutrir un nuevo documento de autoevaluación a partir de un arduo trabajo de recolección y actualización de información en el que participó también la comunidad del Departamento. En junio de 2018 la Dirección Académica avaló el documento de autoevaluación corregido, para solicitar la reacreditación ante el CNA.

 

Por las dinámicas internas del Consejo Nacional de Acreditación, en el mes de febrero se informó al Departamento de Sociología que los pares designados para la evaluación externa del programa serían Gretel Espinosa (U. de Caldas) y Hernán Saumet (U. Simón Bolívar), quienes asistieron los dias 18, 19 y 20 de marzo de 2019, dejando al final de la visita sus consideraciones respecto a fortalezas y retos que tiene el programa.

 

Entre las fortalezas destacadas por los pares está el “compromiso de los profesores con la Universidad”, el “aval del Ministerio de Educación para el establecimiento de un Laboratorio de Práctica e Indagación Social” y el “Posicionamiento de la Revista Colombiana de Sociología”, entre otros. De igual forma, los retos que identificaron los docentes designados por el CNA fueron, entre otros, “establecer puentes de comunicación y articulación eficientes y efectivos con los egresados”, “establecer líneas concretas para los grupos de investigación y garantizar su funcionamiento” y “fortalecer las estrategias y mecanismos de comunicación entre y con los miembros de la comunidad académica”.

 

Luego de recibir el concepto de los pares evaluadores y manifestar su aprobación o rectificación, se estima que en un año el Programa Curricular de Sociología reciba la resolución de reacreditación; se espera que ésta contemple Acreditación de Alta Calidad. Hay que mencionar también que el Programa de la Maestría en Sociología se encuentra también esperando a recibir la resolución de Acreditación luego de haber sorteado las demás etapas.

 

Una vez culminado este proceso de reacreditación, lo que viene para la Coordinación Curricular es la implementación del Plan de Mejoramiento del pregrado y la ejecución de la Autoevaluación Continua Permanente que busca que la reacreditación de los programas no comience de cero.

Víctor Reyes Morris
Sociólogo. Doctor en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas
Universidad Nacional de Colombia

 

Artículo publicado originalmente en blogs.elespectador.com

 

Habiendo elaborado una tesis doctoral alrededor del concepto de anomia y teniendo un interés continuo por este concepto sociológico a partir de la formulación de Émile Durkheim en el siglo XIX y examinando su desarrollo posterior y aún un cierto análisis de arqueología conceptual alrededor del mismo, he considerado seguir trabajando el concepto a partir de lo formulado en la tesis doctoral. Hoy pretendo presentar un a aporte nuevo al concepto de tiempo anómico que formulaba en el trabajo mencionado.

 

He considerado que el tiempo anómico puede entenderse en mi formulación de la siguiente manera:es un transcurso en el cual se admite el incumplimiento de ciertas normas, es un periodo de tiempo sin normas, usualmente transitorio. Aquí es preciso establecer un esguince que no se asumió en esa formulación. Y es la afirmación sobre la “permisividad” o admisión del incumplimiento de las normas.  No siempre la temporalidad de la anomia es admitida o admisible por el conjunto social. Así diremos lo siguiente:

 

El tiempo social normal es el tiempo colectivo en donde la solidaridad impuesta por la conciencia colectiva fortalece los referentes comunes en la vida social. El tiempo anómico es la alteración de esa solidaridad por la pérdida de los referentes comunes o de la fuerza constrictora de éstos. Así, hay tiempos anómicos disruptivos como los que señalaremos enseguida y tiempos anómicos esparcidores, cuya típica situación es el carnaval o las festividades.

 

Un ejemplo de tiempos anómicos disruptivos son las situaciones límite en donde un desbordamiento social como parte de un conflicto se produce y ocurren escenas de saqueo de comercios, oficinas gubernamentales o privadas y aun viviendas. A raíz del terremoto de Chile en febrero de 2010, se pudo observar por la televisión, escenas de saqueo a supermercados y almacenes, especialmente en las ciudades de Constitución (provincia del Maule) y de Concepción, al sur chileno.La policía, los carabineros, fueron impotentes de contener las avalanchas humanas de saqueadores.

 

“En la ciudad de Constitución, los saqueos se produjeron apenas las aguas del tsunami se alejaron del centro de la ciudad. Los tres supermercados de la ciudad fueron vaciados por gente en busca de comida, agua y otros productos de primera necesidad, situación que se repitió en los pocos comercios de la ciudad que lograron mantenerse en pie. Sin embargo, al anochecer, los robos de bienes materiales en viviendas se masificaron mientras el contingente de unos cincuenta carabineros no era capaz de controlar la situación. A esto se sumó el estado de la cárcel de la ciudad, que debió desalojar a 103 reos producto de los daños estructurales que presentó. El día domingo 28, la situación comenzó a calmarse con la llegada sucesiva de refuerzos policiales: 150 nuevos efectivos llegaron ese mismo día, y 40 de Santiago y 13 de Talca al siguiente”Pizarro, Claudio (6 de marzo de 2010). «Constitución, el epicentro del caos». TheClinic. ​

 

La situación, sin embargo, fue más fuerte en el Gran Concepción, donde horas después del desastre se produjeron varios saqueos en distintos establecimientos, lo que llevó a la alcaldesa de Concepción, Jacqueline Van Rysselberghe, a demandar la actuación de los militares para resolver el caos que existía en la ciudad.​ El día domingo 28, un hipermercado Líder penquista fue saqueado completamente, pero no solo por personas en busca de productos de primera necesidad; las imágenes de personas saliendo del recinto con televisores con pantalla de plasma y otros electrodomésticos". (Ruiz Báez, Carlos (1 de marzo de 2010). «Terremoto en Chile: Impactantes imágenes de saqueos en Concepción». El Observatodo. EFE (28 de febrero de 2010). «La alcaldesa de Concepción pide militares ‘para restablecer el orden’». ( El Mundo.)

 

¿Por qué  esta conducta en un pueblo (el chileno) que se precia de sus virtudes cívicas y ciudadanas? Desde luego la gente se encontraba en una situación límite, producto del terremoto que había colapsado sus viviendas y sitios de trabajo, en las regiones y ciudades más afectadas por el sismo. Si bien podría haber gente desesperada buscando alimentos, agua y elementos de cuidado personal y protección, el desborde fue evidente cuando la percepción colectiva era que se había entrado a una  etapa de supervivencia en donde las reglas y el respeto eran superadas por la misma situación, fue un momento de anomia temporal, que en expresión de algún entrevistado por la tv, era una situación de “sálvese quien pueda”. Algo parecido, pero desde luego más grave, es lo ocurrido en el famoso “bogotazo” (Bogotá, 9 de abril de 1948) cuando una insurrección popular por el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, se transformó en saqueos, incendios y asesinatos indiscriminados a la cual se sumó la propia policía y durante varios días la situación se volvió incontrolable.

 

Lo que queremos distinguir es en el tiempo anómico, que no sólo es la anomia permisiva, que se vive en festividades como el carnaval, sino que hay una temporalidad anómica disruptiva, que no tiene que ver con la permisión si no con la pérdida momentánea de referentes de orden normativo en situaciones extremas.

 

Lo que habíamos asumido como tiempos anómicos eran únicamente los  dirigidos al esparcimiento que ponen “controladamente” un desorden algo artificial, que como ya decíamos corresponde al carnaval, tiempo que  puede considerarse como la típica expresión del «tiempo sin normas» o de la permisión de la transgresión, olvido u omisión de algunas de ellas, transitoriamente. Surge, de alguna manera, como una vía de escape, especialmente permitido hacia los sectores que podrían considerarse oprimidos dentro de una sociedad, lo que comúnmente se conoce con el imaginario del populacho, la gleba, el estado llano o el pueblo. El carnaval, «la carne vale», el tiempo que antecede, en el año litúrgico cristiano, a la cuaresma o tiempo de penitencia, es una permisión de la transgresión sin consecuencias, siempre y cuando se respete el tiempo para ello. Es una válvula de escape que, como tradición de la Edad Media, se mantiene en algunos sitios, y que a su vez recogía algunas fiestas de la antigua Roma (especialmente la Saturnalia romana).

 

Lo disruptivo

El adjetivo disruptivo significa ruptura brusca, perturbado un orden. Viene del inglés disruptive, pero en español solo se admite el adjetivo y el verbo no  (todisrupt). Pero la palabra sirve bien para nominar la situación de una ruptura brusca de un orden y de una normatividad social de convivencia, la cual está asociada a catástrofes, conflictividad social exacerbada, reacciones masivas ante un hecho violento, hambrunas y otras situaciones con capacidad de producir un desbordamiento social violento que se expresa en pillaje, vandalismo y ejercicio de violencia indiscriminada. Estas situaciones son usualmente temporales. Por ello, pueden considerarse como una forma de tiempo anómico distinta a la que habíamos planteado inicialmente.

 

Desde luego, esta primera propuesta de consideración de otros tipos de tiempo anómico requiere más reflexión. Aquí solo hemos abierto una posibilidad que recoge situaciones que bien podrían caber en este desarrollo de la teoría durkheimiana de la anomia. Pero que permiten una mayor amplitud a esta teoría y fortalecer su valor heurístico. –

 

Artículo original disponible en: http://blogs.elespectador.com/actualidad/sociologia-publica/nuevo-aporte-la-teoria-la-anomia

Por:  Jacqueline Torres, Coordinadora editorial RCS

Bogotá, septiembre de 2019

 

Publicación de la versión electrónica del Vol. 42(2) del 2019. Institucionalización de la sociología en Colombia y América Latina (julio-diciembre del 2019)

 

El equipo de editores invitados ha sabido articular su espíritu y sentido en este año conmemorativo de la fundación del primer departamento de sociología en Colombia y ha logrado un producto final, representado en una sustanciosa nota editorial y en el conjunto de las contribuciones seleccionadas, de gran interés y enriquecimiento para nuestro campo disciplinar. La presentación de la reseña del libro de Alejandro Blanco y Luiz Carlos Jackson Bernal, elaborada por Nicolás Boris Esguerra, hace parte de la nota de los editores invitados por su pertinencia para complementar el panorama abierto por los siete artículos incluidos. A todos los participantes en esta sección (editores, evaluadores, autores) nuestro reconocimiento y agradecimiento.

 

En preparación: estamos cerrando el proceso de evaluación del Vol. 43(1) del 2019. La migración: una reflexión pendiente. Publicación: 1.° de enero del 2020.


La investigación de los flujos migratorios es un punto central de la sociología porque evidencia las desigualdades económicas y sociales en niveles macro y microsocial, desde las perspectivas de los grupos humanos, así como las desigualdades entre países y regiones expulsoras, que se muestran incapaces de contener la población en su territorio. Esta condición determina una de las características de la migración internacional: la profundización de la dependencia.  Igualmente revela la riqueza de las dinámicas sociales en esa desigualdad.

Como fenómeno social reciente, los desarrollos investigativos y la producción del conocimiento son limitados. La sociología está en capacidad de aportar elementos académicos, reflexiones teóricas y avances hacia la comprensión de las migraciones como uno de los hechos sociales de mayor importancia en el mundo actual. Por todo lo anterior, invitamos a los/as investigadores/as de distintas generaciones a contribuir en esta convocatoria con sus aportes de investigación,  desarrollos teóricos y metodológicos. Entre estos temas se destacan:

  • Cambios en los patrones migratorios de los colombianos con nuevos perfiles migratorios, destinos y tipos de migración.

  • Recepción de migrantes extranjeros y formas de acogida en Colombia: inserción social y laboral; presencia de discriminación, xenofobia, entre otros.

  • Reinserción social de los retornados.

  • Desplazamiento forzado y migración internacional en zonas de frontera

  • Prácticas transnacionales en diferentes espacios de la vida social.

 

 

Cierre de convocatoria Vol. 43(2) del 2020. Ciudadanías en cuestión: “habitantes de calle”, “indigentes”, “sin techo”. 

La vida en la calle no es un fenómeno reciente. Por el contrario, varios autores resaltan que las personas que viven de las posibilidades que encuentran en los intersticios urbanos hacen parte del escenario histórico desde la antigüedad, coincidiendo con el surgimiento de los primeros grupos humanos. En este sentido, las diversas formas como se les ha identificado a través del tiempo convergen en el contexto urbano, que asume un papel central en sus existencias. Dentro de los procesos de desarrollo de las ciudades, convergen distintos modos de vida interconectados entre sí y al espacio social (material y simbólico); así mismo, se generan distintas formas de apropiación de recursos económicos, sociales, espaciales y culturales, permeadas por dinámicas de saber/poder y acceso desigual. De manera particular, la heterogeneidad de los modos de vida de las personas habitantes de calle está relacionada con las diferentes posibilidades y condiciones de espacialización. Se destaca, así, una multiplicidad del fenómeno de habitabilidad en calle que se manifiesta en las propias formas de conducción de sus vidas en la cotidianidad resultado, entre otros aspectos, de la complejidad de los procesos de urbanización. En otras palabras, se resalta que las dinámicas locales —considerando, principalmente, los contextos sociales, económicos y políticos— imprimen particularidades al fenómeno, tanto en lo que se refiere a su caracterización y perfil como a las políticas públicas dirigidas a esta población.

Por: Santiago Lizcano Rojas, Estudiante Auxiliar del Departamento de Sociología

Bogotá, septiembre de 2019

 

Los días 10, 11 y 12 de julio se realizó el IX Congreso de la Asociación Latinoamericana de Estudios del Trabajo titulado El Futuro del Trabajo, desigualdades, precariedades y modelos de desarrollo. El primer día se celebró en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, y los dos siguientes en la Universidad de La Salle, sede Chapinero.

 

APERTURA DEL CONGRESO EN EL AUDITORIO LEÓN DE GREIFF

 

La jornada en la Universidad Nacional inició con la instalación del Congreso en el Auditorio León de Greiff a cargo de Luz Teresa Gómez de Mantilla (Vicerrectora de Investigación de la Universidad Nacional), Luz Amparo Fajardo Uribe (Decana de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional) y Juan Carlos Celis Ospina (Copresidente del Congreso). A continuación se realizaron los paneles Modelos de desarrollo y el futuro del trabajo en América Latina, con la participación Enrique de la Garza Toledo, Julio Gamero y Jairo Guillermo Isaza Castro y Las desigualdades en el mundo del trabajo, sus sujetos e identidades, con la participación de Fernando Urrea Giraldo, Nadya Araujo Guimaraes y Samuel Vanegas.

 

En la tarde se llevaron a cabo cinco simposios y las ponencias de las mesas de trabajo en los edificios Orlando Fals Borda (205), Posgrados de Ciencias Humanas (225) y la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales (201).

El segundo día de Congreso fue dedicado a las ponencias de las mesas de trabajo en la Universidad de La Salle, se recibieron en total 711 ponencias para hacer parte de esta edición. Al final del día tuvo lugar la Asamblea de ALAST.

 

DESARROLLO DE UNA MESA DE TRABAJO EN LA UNIVERSIDAD DE LA SALLE

 

El tercer día, después de las ponencias de la mañana de las mesas de trabajo, hubo un panel de homenajes a la profesora (Q.E.P.D) Luz Gabriela Arango, a Marcos Supervielle Milburn, a Héctor Lucerna y a Fernando Urrea Giraldo. A continuación, hubo un coctel de clausura del Congreso.

 

PANEL DE HOMENAJE A LUZ GABRIELA ARANGO EN LA UNIVERSIDAD DE LA SALLE

 

Al Congreso se inscribieron un total de 538 personas, 265 de nacionalidad colombiana y más de la mitad extranjeras, con una importante representación de Brasil (82), Argentina (48), Chile (37) y Uruguay (17). Hubo también mucha diversidad en cuanto a las disciplinas y profesiones de las y los participantes en el Congreso. A continuación, se encuentra una gráfica donde se encuentran las profesiones de las y los asistentes al Congreso.

 

GRÁFICA DE ASISTENTES POR PROFESIÓN

 

El Congreso fue un escenario importante no sólo para el debate y comparación de las dinámicas laborales en América Latina, sino para tejer redes académicas entre las universidades participantes, las y los investigadores del campo de estudios del trabajo, así como para extender estas reflexiones a sectores sindicales, estudiantiles y de la sociedad civil.

 

El Congreso fue organizado por la Asociación Colombiana de Estudios del Trabajo, con el decidido apoyo del Departamento de Sociología, la Facultad de Ciencias Humanas y la Virrectoría de Investigación de la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de La Salle, la Universidad del Valle, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad ICESI, la Escuela Nacional Sindical, La Universidad Eafit, la Universidad de Los Andes y la Universidad Externado de Colombia.

Entrevista realizada por: Diego Fernando Rodriguez Barrera, Estudiante Becario del Departamento de Sociología.

Bogotá, 30 de agosto de 2019

 

El 9 de abril de este año la Universidad Nacional de Colombia (UN) y el Sistema Integral de Justicia, Verdad, Reparación y No Repetición firmaron un convenio marco que busca generar vínculos de trabajo con las tareas que se le encomendaron a las entidades del Sistema Integral en el Acuerdo de Paz del Gobierno Nacional con las FARC-EP. De esta manera la Universidad en su conjunto tiene como un eje estratégico el poner a disposición del Sistema Integral toda su capacidad institucional para que se resarza a las víctimas del Conflicto con verdad, justicia, reparación y no repetición. Para este boletín se entrevistó a la profesora Claudia Patricia Sierra del Departamento de Trabajo Social, quien lidera, junto al profesor Mauricio Archila del Departamento de Historia, la coordinación de este convenio en la Facultad de Ciencias Humanas.

 

Acto de firma de convenio marco entre la UN y el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. (Foto de Agencia de Noticias UN)

Acto de firma de convenio marco entre la UN y el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. (Foto de Agencia de Noticias UN)

 

La Facultad de Ciencias Humanas ha sido pionera en consolidar esta iniciativa. Ya en el año 2017 el Departamento de Trabajo Social, a través de la profesora Martha Nubia Bello, dinamizó un convenio que buscaba que estudiantes de ese departamento realizaran prácticas y pasantías en la Comisión de la Verdad. Este primer acercamiento dio paso a un convenio de mayor envergadura con la Facultad, cuya apuesta tiene que ver con dos ejes de desarrollo, según la profesora Claudia Patricia. El primer eje pretende abrir la posibilidad de que estudiantes de las distintas carreras de la Facultad puedan entrar a hacer sus prácticas, pasantías y apoyos con ejercicios prácticos de cursos en la Comisión de la Verdad. La profesora plantea que con este relacionamiento “la Facultad quiere que nuestros estudiantes puedan entrar a aportar en ese eje de paz concretamente y que sientan que su formación tiene una utilidad y tiene una posibilidad de apoyo a todo esto que está sucediendo en el país, a través del Sistema Integral”.

 

El segundo eje tiene que ver con el desarrollo de proyectos de investigación, la oferta de cátedras, el uso de espacios físicos, la disposición de los medios de comunicación de la Facultad, entre otros. “Ese segundo eje es una cooperación mucho más amplia, que dinamiza una serie de proyectos y procesos en los cuales los profesores y profesoras tenemos que ver. Es un eje que abre un trabajo de mayor profundidad y que se complementa con la estrategia de presencia de estudiantes”, dijo la profesora Patricia.

 

Si bien hay otros profesores y facultades que se han venido interesando por concretar estos relacionamientos, lo que hace especial este proceso de la Facultad es que se ha conformado un espacio de coordinación, integrado por un número significativo de profesores y profesoras de la Facultad que han venido teniendo vínculo con los entes del Sistema Integral. Las y los profesores se reúnen periódicamente para compartir avances y proyectar un esfuerzo conjunto para este relacionamiento.  En este momento, en ese espacio de coordinación se encuentran la casi totalidad de las de las carreras de la Facultad de Ciencias Humanas.

 

Frente a la pregunta sobre el aporte de la Facultad a las tareas del Sistema Integral la profesora Claudia Patricia comentó: “El papel nuestro es lógicamente de aporte desde la academia, desde los temas que hemos venido trabajando en la Facultad, que son temas que se conectan directamente con la dinámica del conflicto, pero no solamente con los efectos del conflicto, sino también con las posibilidades que tenemos de construir un país en paz”. Para la profesora, es un orgullo que estudiantes y profesores de la Facultad estén contribuyendo a la concreción del proceso de paz: “estamos cumpliendo una función misional (de la Universidad) que es aportar en ese análisis de lo que ha sucedido pero también en la propuesta de qué podemos hacer para que ésto cambie”.

 

Hasta el semestre pasado, había vínculo únicamente con la Comisión de la Verdad y había 13 estudiantes en las distintas modalidades de participación en sus procesos. En el segundo semestre de este año, ese espacio de coordinación ya no se refiere solo a la Comisión de Verdad, también a la Justicia Especial para la Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD). Este mismo semestre 53 estudiantes estarán vinculados a la Comisión de la Verdad, 5 estudiantes a la UBPD y 2 estudiantes a la JEP. Estos estudiantes aportarán su formación y su saber a una parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.

 

Ya hay algunas propuestas para el futuro de esta relación con el Sistema Integral. El Convenio Marco que se suscribió con las instancias del Sistema en su conjunto implica que la Universidad asuma propósitos e iniciativas que las entidades van a dejar en camino cuando culmine el tiempo dispuesto para sus tareas. “Por ejemplo, cuando termine el mandato de la Comisión de la Verdad, la idea es que la Universidad tome elementos que la Comisión deje apenas planteados y la Universidad pueda seguir dinamizándolos, porque podríamos hacerlo, como ente educativo autónomo”, planteó la profesora Claudia Patricia. Y para estos efectos, se hace fundamental la coordinación entre profesores y profesoras, en un trabajo interdisciplinario que posibilite los procesos que se proyecten. 

 

Ante la pregunta “¿cuál es el significado que tiene este convenio frente a la relación Universidad-Sociedad y frente al proyecto de un país en paz?”, la profesora comentó: “Esa pregunta me la formulas en una semana en donde el país se estremece con el rearme de un sector de las FARC. Esa pregunta tiene una importancia fuerte. La Universidad Nacional, siendo la primera Universidad Pública, tiene un compromiso con el país y sus dinámicas. Y así como hemos sido estudiosos de la guerra y la violencia, del conflicto y lo que todo eso ha implicado en las distintas regiones, tenemos el mismo compromiso de pensarnos cómo construir la paz en este país. Ese compromiso institucional creo que pasa, no solamente por el pensar, que está vinculado al ejercicio de investigar, indagar, intentar comprender qué pasó y qué podemos hacer. Pasa sobre todo por el empezar a actuar”.

 

Entrevista realizada por: Diego Fernando Rodriguez Barrera, Estudiante Becario del Departamento de Sociología.

Bogotá, septiembre de 2019

 

Santiago Garcés Correa. Egresado del Departamento de SociologíaDespués de graduarte ¿cómo ha sido tu experiencia en el mundo del trabajo?

 

Yo me gradué el 23 de agosto de 2016 y el 28 del mismo mes ya estaba en Ciudad de México porque empaté rápidamente con el inicio de una maestría en Estudios Laborales que oferta la Universidad Autónoma Metropolitana – Unidad Iztapalapa. Ir a estudiar a México es una buena opción para estudiantes latinoamericanos porque el CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) ofrece becas de manutención de 24 meses para maestría. Yo empecé asumiéndola como una experiencia solamente académica, lo que fue un error porque cuando uno está recibiendo una beca en una universidad en el exterior ya hay muchas cosas que se parecen al trabajo. Existe un mayor control y además en México hay una cultura académica distinta a la nuestra que requiere cierto tiempo de adaptación. Más allá de esto, lo cierto es que una de las reivindicaciones clásicas de los movimientos de trabajadores ha sido que la calificación se reivindique como parte del trabajo, en ese sentido la formación para ser investigador, remunerada o no remunerada, es trabajo en cuanto es calificación.

 

Llegué a Colombia en noviembre de 2018 y me vinculé al Centro de Investigación y Educación Popular en enero de 2019, entré a hacer parte de la línea de Movimientos Sociales que está conformado por Mauricio Archila, Marta Cecilia García y Ana María Restrepo. Ahí me dedico a hacerle seguimiento a la conflictividad laboral en el país a través de la lectura de prensa y de fuentes directas, con esto aporto a la construcción de la Base de Datos de Luchas Sociales del CINEP. A parte de eso, soy asistente editorial de la Revista Controversia; en eso me corresponde el trabajo cotidiano de contactar a los autores y llevar la trazabilidad de los artículos para que la publicación llegue a buen término.

 

Respecto a tu experiencia como profesional, ¿Cuáles crees que sean los retos en la formación para el Departamento de Sociología?

 

Antes de hablar en detalle a los retos de formación para el Departamento Sociología, quiero abordar una cuestión que surge desde mi experiencia en el activismo estudiantil y que quisiera compartir. Cuando cursaba el pregrado promovíamos la idea de que a la universidad se venía a luchar; veíamos con prevención a la gente que se preocupaba fundamentalmente por graduarse o por recibir una formación metodológica y técnica en sociología. Incluso si en ocasiones reivindicábamos dichas inquietudes, conscientes del desfase, nuestras prácticas políticas no interpelaban esa realidad. Eso fue un gran error. Un reto que tiene el movimiento estudiantil, en Sociología y en general, es dialogar y construir a partir de las inquietudes de las y los estudiantes respecto a la vida laboral y no interpretarlas como un indicio de despolitización. Por supuesto que la lucha en defensa de la Universidad Pública tiene una lógica específica, pero la construcción de trayectorias militantes de largo aliento implica pensar siempre en la vida más allá de la Universidad.

 

En ese tiempo se nos olvidaba que somos trabajadores en formación y en cuanto tales, mal haríamos en desestimar esas preocupaciones, sobre todo porque en la Universidad también se viven procesos de ocultamiento de relaciones de trabajo. En otras épocas a los que hoy conocemos como estudiantes becarios se les reconocía algún tipo la relación laboral, incluso la contribución a la seguridad social y a la pensión; eso hoy en día no existe. Me parece que esa es una inquietud que la comunidad universitaria debería pensar: de qué manera la Universidad está utilizando este tipo de vinculación para enfrentar una crisis presupuestal con el resultado de que hay una cantidad de trabajo vital que se invisibiliza como si fuera parte de la formación académica. Y ahí hay un nicho de lucha. No solamente se trata de preocuparse por las aspiraciones laborales de la gente después del título, sino, específicamente, por el trabajo que se invisibiliza y que se realiza dentro de la Universidad. No me queda la menor duda de que la universidad debería hablar de eso.

 

Con respecto a retos de formación -es curioso, porque creo que lo que voy a decir es todo lo que en su momento desestimaba como preocupaciones contrarias al proyecto de universidad para el pueblo y todo eso-, sería chévere una mayor oferta de cursos que sirvan para el trabajo. Cursos que den herramientas prácticas para la vida laboral en empresas, en organizaciones no gubernamentales y en el sector público al tiempo que se reflexione críticamente sobre la sociología como profesión en la división social del trabajo, específicamente en el contexto colombiano. Ya los hay, sin duda, pero sería idóneo que los hubiera más y mejores. En formulación y evaluación de proyectos, en formulación y evaluación de políticas públicas, en manejo de softwares de diverso tipo, en este tipo de cosas que demanda el mercado laboral -entre comillas- de la sociología en Colombia. Me parece absolutamente indispensable.

 

Hay una cosa en la que creo: la gente que entra a estudiar sociología hace muchas carreras distintas. No solamente porque el plan curricular sea flexible, sino porque las trayectorias que se hacen dentro del Departamento además de estar mediadas por sus intereses e inquietudes personales, también lo están por distintos niveles de capital social y cultural. En el Departamento pareciera que hay una gente que se forma para desempeñarse en disciplinas autodenominadas de élite y otra gente que se forma para trabajos en el sector público o en ONGs, que pareciera que son son vistas, de manera estúpida, como de menos prestigio o estatus, que otras disciplinas más ligadas al mundo académico.

 

Yo daría el siguiente consejo: Hay que «deselitizar» las pretensiones de la sociología. No hay suficientes plazas -y tampoco debería haberlas- para que todo el mundo sea académico. Yo soy de una generación en la que ese era el sueño de buena parte del estudiantado y lo cierto es que no puede ser así. La propensión a incentivar carreras hacia la investigación tiende a olvidar el hecho de que no todas y todos podemos ser académicos en las universidades de nuestros sueños. Y eso no quiere decir que no podamos ejercer la sociología como profesión, o que no podamos construir conocimiento por fuera de las Universidades. Me parece que harían bien el Departamento y sus estudiantes, en reconocer el prestigio y el valor que ese tipo de sociología -como profesión por fuera de la academia y la investigación-, le ofrece al país.

 

Cuando vos te leés esos libros que editaron por los 50 años del Departamento de Sociología, eso estaba ahí. Se reconocía cómo una cantidad gigante de sociólogos y sociólogas habían, desde la administración del Estado, aclimatado el ambiente para los intentos de democratización del país, para la Constitución de 1991. Y aunque eso esté ahí en los libros, no hace parte de la historia que el Departamento se cuenta a sí misma; Sociología se cuenta, al menos en mi experiencia, una historia muy vinculada con la militancia política, con Orlando Fals Borda y Camilo Torres. Olvida no solamente a sus fundadoras y pioneras, como a Maria Cristina Salazar, sino otras historias alejadas de la perspectiva canónica. Yo sí creo que sería importante contarnos otro cuento de lo que es la sociología en Colombia y lo que ha sido la sociología en el Departamento. A eso me refiero con “deselitizar” la identidad que tiene la sociología de sí misma.

 

Otra cosa: Yo creo que el Departamento debería pensar estrategias que tiendan a la nivelación de las desigualdades que se producen en relación al capital cultural y social; ya sea por los orígenes familiares, la diferencia entre colegios privados y colegios públicos, las condiciones de vida en las distintas regiones del país. Para esto no es suficiente la nivelación que ya hace la Universidad en matemáticas o en lectoescritura, es una cosa mucho más profunda. Es un propósito que debe reivindicarse, pues aunque su solución definitiva sea inconcretable en una sociedad de clases, no se debe renunciar a aminorar las desigualdades.

 

¿Cómo abordas el problema de pensarse al país desde tu línea de investigación?

 

He hecho dos tesis de sociología del trabajo, tanto en el pregrado como en el posgrado y me ha interesado analizar las maneras como las gerencias utilizan recursos culturales terapéuticos y de autoayuda en sus programas de gestión humana para controlar a los trabajadores y sus subjetividades. Ahí mi preocupación fue siempre ético-política: Me gustaría que pudiéramos, como trabajadores y trabajadoras, resistirnos a que el capital medie aspectos de la subjetividad que antes no  necesariamente lograba instrumentalizar. Por ejemplo, se trata de resistirse a que se use  la consigna de “ponerse la camiseta de la empresa” como una excusa para precarizar las condiciones de trabajo o a que usen el «late motiv» de que “Todos somos una gran familia” para justificar el aumento de la carga laboral sin el aumento de las remuneraciones. Yo he querido desde ahí pensarme el país, aunque admito que una cosa es hacer la tesis y, otra cosa es que las reflexiones construidas tengan alguna implicación práctica en movimientos reales.

 

Otro elemento que me ha interesado estudiar es la ideología del emprendimiento, tan de moda ahora, no solamente porque hace parte del discurso gubernamental y mediático, sino por la cantidad de empresas que se fundamentan sus culturas corporativas en el término; Amway, Herbalife, Rappi y Uber. Es una ideología muy compleja porque busca hacer pasar las diferencias entre trabajadores y empresarios como si fueran diferencias cognitivas, es decir, no hay diferencias de clase sino de actitud. Esa es una estilización de la clásica idea cavernaria de que la gente es pobre porque quiere, que es pobre porque no le echa ganas. Yo siempre he tenido interés en estos temas de investigación para pensarme el país, para pensarme las luchas de las y los trabajadores. Ahora, sí quisiera que quedara claro que la dificultad mayor es que no necesariamente lo que uno investiga lleva a la práctica y ahí hay una preocupación que quienes les interesa investigar para construir un país distinto deberían abordar: Cuáles son las mediaciones entre sus investigaciones teóricas y empíricas, y la práctica política.

 

¿Algo más que quieras compartirnos?

 

Quiero aprovechar esta oportunidad para invitar a la comunidad académica y la comunidad universitaria de la Universidad y, específicamente, del Departamento de Sociología, para que estemos alertas al giro hacia la guerra que representa este gobierno. Lamentablemente puede que seamos susceptibles a una nueva ola de amenazas, de amedrentamientos y de estigmatizaciones, como las que ya han ocurrido en el pasado. Hemos visto cómo a compañeros y compañeras les ha tocado irse del país, o están presos víctimas de montajes judiciales.

 

En ese sentido yo le quiero enviar un mensaje a Harry Gil, egresado del Departamento de Sociología y estudiante de la Maestría de Estudios Políticos de la Universidad Nacional, decirle que le envío un abrazo fuerte y cariñoso y que espero verlo pronto aquí afuera para construir entre todas y todos un país en paz con justicia social. El hecho de que ahora estemos trabajando y viviendo la incertidumbre propia de un mercado laboral inestable y precario, no quiere decir que tengamos que renunciar a nuestros sueños de construir una sociedad más democrática.

Entrevista realizada por: Diego Fernando Rodriguez Barrera, Estudiante Becario de la Dirección del Departamento de Sociología.

Bogotá, septiembre de 2019

 

Con motivo de la asamblea de reactivación de la Asociación Colombiana de Sociología (ACS) llevada a cabo el 26 de julio de 2019, el Boletín del Departamento de Sociología publica esta entrevista con Alexander Gamba Trimiño y Donka Atanassova Iakimova, responsables del Comité Ejecutivo de la ACS.

 

¿En qué contexto nace la Asociación Colombiana de Sociología?

 

Donka Atanassova Iakimova (DAI): La primera Asociación Colombiana de Sociología nace en los años 60’s, en un contexto muy álgido de luchas sociales y populares; de crítica al statu quo y a las élites nacionales; y de un papel emergente de la sociología en términos de potenciar el papel de la academia hacia un compromiso con las transformaciones que el país necesitaba. Un papel comprometido en términos de enfocar los esfuerzos de la universidad, la ciencia y la academia, en general, hacia una investigación y una comprensión rigurosa de la realidad nacional, que no fuera solamente de apoyo y de involucramiento con el activismo, sino también de la producción y generación de conocimiento para poder aportar en la transformación de las principales problemáticas del país.

La Asociación la fundan Fals Borda, Camilo Torres, junto a toda una generación de sociólogos y sociólogas que tienen ese enfoque de compromiso que para ellos implicaba la construcción de un pensamiento propio. Ese pensamiento propio que se plantea desde esta generación no es un pensamiento aislado que niegue el acervo y el acumulado global de saber y de ciencia; lo que dice es que necesitamos una manera propia de construir consolidando unos métodos y unos marcos teóricos que hayan aprendido y conversado con las realidades nacionales, de reconocer lo que tenemos y también de poner en conversación lo que viene de otras latitudes.

 

Entonces la primera ACS nace al son de ese espíritu y esa época, buscando constituir una institucionalidad al interior del campo de la academia para poder dar esos debates y luchas, pues una cosa es que lo diga una persona y otra cosa es contar con una asociación o con una instancia más colectiva e institucionalizada que pueda generar una vocería más legítima.

 

¿En qué circunstancias ocurre el declive de la ACS hacia su inactividad?

Alexander Gamba Trimiño (AGT): 

La Asociación Colombiana de Sociología surgió el 11 de abril de 1962. A partir de ahí ha pasado por tres etapas, la de la fundación que va desde 1962 hasta 1967; la de la consolidación entre 1979 y 1992, y una tercera de crisis e intentos de reactivación (1995-1997; 2006-2007; 2013).

 

En la primera etapa la ACS buscaba promover la disciplina, organizar los Congresos Nacionales y participar en los espacios internacionales de articulación de la Sociología (Asociación Latinoamericana de Sociología -ALAS- y la Asociación internacional de Sociología-ISA-). En esta etapa se organizaron el primer y segundo Congreso Nacional de Sociología, en 1962 y 1967 respectivamente, y en 1965 el VII congreso Latinoamericano de Sociología, la única vez que se ha llevado a cabo en Colombia.

 

En 1967 la ACS entra en una crisis por diferentes factores, siendo centrales la muerte de Camilo Torres Restrepo en 1966 y la salida de Orlando Fals Borda de la Universidad Nacional. Entre 1967 a 1979 la ACS estuvo inactiva, no se llevaron a cabo Congresos Nacionales de Sociología y de sus actividades no hay registros.

 

En 1979 con el liderazgo de Gabriel Restrepo y Gonzalo Cataño se empieza la segunda etapa, la que podríamos denominar la edad dorada de la Asociación. Se organizan 6 Congresos Nacionales, se logra una importante producción de libros, boletines, las memorias de los congresos y un directorio de los profesionales de la disciplina. También se institucionaliza el 10 de diciembre como el día del sociólogo y la socióloga en Colombia, se posiciona el símbolo de Sigma como la imagen representativa de la disciplina, se logra la constitución de los capítulos regionales -siendo el más sobresaliente el del Caribe- y por último se consolidan alianzas con entidades del Estado, como el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior (ICFES) y el Departamento Nacional de Planeación (DNP).

 

En 1992, después de la realización del VIII Congreso, la ACS entra en una crisis, que caracteriza la tercera etapa, la cual no tiene un periodo continuo sino tres momentos de intentos de reactivación (1995-1997; 2006-2007 y 2013).  Entre 1995 a 1997 se lleva a cabo una tarea de reorganización y se publica el libro “La Sociología en Colombia: Estado Académico” (1997), de gran impacto en el medio al ser el primer esfuerzo sistemático de dar cuenta de todos los programas que a la fecha se habían ofrecido en el país, esta iniciativa se llevó a cabo con el liderazgo de Gabriel Restrepo y William Ramírez Tobón. Posteriormente a este libro, la ACS entra en receso hasta 2006-2007 cuando se reactiva brevemente, se organiza quizá el congreso nacional más importante, el IX, llevado a cabo en Bogotá, en la Universidad Nacional de Colombia, y que contó con el concurso de todas las universidades que ofrecían el programa de Sociología en la ciudad. Desde 2007 hasta 2018 la Asociación entró en inactividad y estuvo a punto de ser disuelta, con un intento de reactivación en 2013 que no prosperó.

 

DAI: Mi lectura sobre esta cuestión es que después de que la generación fundadora salió, la Asociación continuó pero no contó con tanta capacidad de protagonismo y de relevancia. Ya a finales de siglo XX se concentra mucho en el mundo de las representaciones de la sociología más en una clave gremial ante instancias internacionales y no necesariamente alrededor de una pretensión más amplia, en términos de tener presencia en la vida nacional y sus debates.

 

Después del año 2000, la Asociación entra en una especie de letargo, una dificultad para llevar adelante una vida más colectiva, para poner a la sociología de cara a los debates del país que, yo diría, tiene que ver con una falta de disposición y voluntad para seguir jalonando un proyecto de estas características.

 

Con esta reactivación de la ACS en el 2019, cabe hacer un reconocimiento especial a Gabriel Restrepo y a Luz Teresa Gómez, quienes en su trayectoria han participado y sostenido la actividad de la ACS, y ahora mismo acompañan este proceso de reconstrucción.

 

¿Cómo se da el proceso para reactivar la ACS?

 

AGT: En el año 2018 la Red Colombiana de Facultades y Departamentos de Sociología (RECFADES) toma la decisión de reactivar la Asociación. Para esto se empieza una serie de trámites legales, se realiza una colecta entre los docentes adscritos a los programas de Sociología en el país con el fin de pagar las obligaciones legales de la ACS, y se delega en tres docentes (Donka Iakimova, Carlos Charry y Alexander Gamba Trimiño) la responsabilidad de comenzar el proceso de reactivar la ACS.

Este proceso tarda año y medio, hasta que el 26 de julio de 2019 en la Universidad Santo Tomás de la ciudad de Bogotá se lleva a cabo la asamblea de reactivación de la asociación, la cual contó con la participación de 49 dignatarios de  ciudades como Cali, Medellín, Barranquilla, Puerto Colombia (Atlántico),  Valledupar, Ibagué, Bogotá, Chía y Madrid (Cundinamarca). Así mismo se 

inscribieron para ser parte de la Asociación 130 personas de diferentes procedencias, desde la docencia universitaria, las ONGs, trabajadores del Estado, hasta empresarios e independientes, y de países como España, Francia y Argentina.  La convocatoria a la asamblea se llevó a cabo a través de los programas de Sociología que se ofrecen en el país, y por ello fue tan representativa.

 

En esta asamblea se aprobó la reactivación de la ACS, una reforma de estatutos, y se escogieron directivas, quedando conformadas por un Comité Ejecutivo compuesto por tres presidentes(as): Donka Iakimova de la Universidad Externado, Carlos Charry de la Universidad del Rosario y Alexander Gamba Trimiño de la Universidad Santo Tomás. Así mismo se escogieron como representante legal a Fernanda Fierro Lavao del Externado y a Francisco Reyes de la Santo Tomás.

 

 

¿Cuáles son las razones que acompañan la refundación de la ACS?

 

AGT: La razón de reactivación tiene que ver con un momento interesante de la Sociología en el país,  dado que se están superando los viejos dilemas que dividían a la disciplina, como por ejemplo  entre sociología académica y profesional, entre los enfoques cuantitativos y cualitativos, entre los marxistas y el resto de enfoques teóricos, entre las universidades privadas y públicas, debates que pese a ser vigentes en ciertos espacios, cada vez pierden sintonía y se empieza una construcción lenta pero segura de una comunidad académica y profesional que supera estos viejos dilemas.  Un tema central es que el viejo debate de la presencia e importancia de Fals Borda en la disciplina ya fue zanjado y todos nos reconocemos como herederos de su gesta, y reconocemos en él como el fundador y la principal figura de la Sociología Colombiana.

 

¿Cuáles son los retos u objetivos trazados para este reinicio de actividad?

 

DAI: Los retos tienen que ver con varias dimensiones. Primero hay una serie de cambios y nuevos desafíos que tienen que ver con el contexto de lo que generó el proceso de paz, con la emergencia de procesos y liderazgos a nivel regional que hablan de nuevos modelos de construcción de región y de país. Digamos que hay un contexto del país que requiere una presencia mucho más activa de la sociología, del conocimiento y de los aprendizajes sociológicos -sin negar para nada las lógicas interdisciplinares y transdisciplinares de construcción-. Sin embargo, creo que todas y todos hemos sentido ese vacío: no hay una voz sociológica reconocida que pueda ayudar a comprender el momento; parte de lo que le hace falta muchísimo a la sociedad colombiana es poder entenderse a sí misma, ayudar a generar puentes a partir de esa comprensión, ayudar a reconocer al otro y a la otra. Pensamos que en ese sentido la ACS tiene un rol y una vocación que cumplir.

 

Por otro lado también hay una generación de sociólogas y sociólogos que tenemos toda la disposición de hacerlo, porque creo que no es solamente la emergencia de una situación. Creo que contextos que requieren voces hay siempre, pero también debemos preguntarnos si hay una generación de sociólogas y sociólogos que estemos dispuestos a ayudar a generar eso, a ayudarlo a consolidar, a sacar tiempo para meterle la ficha; y eso requiere una voluntad y creo que en este momento la hay: hay un grupo de gente que está dispuesta.

 

Un tercer elemento tiene que ver con la importancia del pensamiento, la investigación y trabajo que se produce en Colombia, desde las regiones, desde lo local, desde el ámbito nacional, desde las universidades, desde los centros de investigación. Y ese conocimiento, esa producción, esas visiones y esos análisis están quedando muy aislados o están dependiendo de redes muy particularizadas y personalizadas para su circulación. Entonces la asociación se convierte en un puente con otras instancias a nivel internacional y regional latinoamericano, para que haya unos canales accesibles a todo el mundo de manera democrática, de difusión de pensamiento, de difusión de trabajo y de redes que aquí mismo en Colombia se están generando.

 

¿Por qué es importante que en Colombia exista una Asociación de Sociología?

 

AGT: En los últimos años, a la par con los procesos de descentralización administrativa del país y de la constitución de 1991, se han incrementado iniciativas nacionales y regionales de política social, estudios sociales de parte del Estado, todos en clave de lo que sabe hacer la Sociología. Paradójicamente este espacio lo han ocupado disciplinas como la Economía, que cuenta con una larga tradición en la administración pública del país, pero que por su misma formación le da un enfoque centrado en los paradigmas económicos y no en los contextos y conflictos sociales. La Sociología tienen un campo de acción central en estos temas, no sólo en la academia, en la que cada vez se consolida más, sino en el terreno de las políticas públicas, la evaluación de estas, así como en las tareas de medición de indicadores sociales y de análisis de los conflictos sociales del país.

 

Una segunda razón es la de fortalecer espacios propios de la construcción de la comunidad profesional, como son la defensa de la disciplina ante instancias gubernamentales, la visibilización de los logros de la misma y, como un punto central, la articulación de los y las profesionales, respecto al cual la realización del Congreso Nacional de Sociología es un punto central.

 

Una tercera es la representación de Colombia ante las instancias internacionales como ISA, ALAS, CLACSO, y trabajar por hacer pronto un congreso ALAS el cual no se lleva a cabo en Colombia desde el año 1965.

 

Por último, la ACS puede ser el espacio central de recuperación de la historia y la memoria de la profesión. La Sociología colombiana ha hecho importantes aportes en el país, pero muchos de estos están diseminados en los autores, la regiones, universidades, o experiencias concretas en las diferentes entidades gubernamentales y no gubernamentales, por ello una de la razones de ser de una asociación es poder posicionar los grandes aportes que ha hecho la disciplina  en temas como la violencia, el desarrollo regional, el género, la juventud, el deporte, la descentralización, la participación social , la planeación, y de manera más reciente la lucha por la memoria de las víctimas del conflicto armado y la construcción de paz.

Por:  Oscar Alejandro Quintero R.
Sociólogo, Ph.D.
Docente del Departamento de Sociología
Universidad Nacional de Colombia
oaquinteror@unal.edu.co

 

A propósito del actual contexto de movilización por la defensa de la educación superior pública en el país, es imperativo dar una mirada a las características del sistema con el fin de identificar los principales elementos en juego para entender cómo, a pesar de que la educación sigue funcionando como un “ascensor social” para algunas personas, se mantienen tendencias inerciales que reproducen desigualdades sociales. Estas tendencias hacen pensar que si no se hace una reforma estructural, habrá una avería inminente del ascensor.

 

Las interpretaciones sobre el sistema de educación superior colombiano son variadas y complejas. Para algunos, se caracteriza por la proliferación de carreras intermedias y técnicas, por las modalidades de universidad nocturna y a distancia y por la estratificación del sistema de educación superior. Para otros, la diversificación de carreras y modalidades ha permitido el acceso a más colombianos al sistema. Lo que es claro, es que esta evolución ha estado acompañada por el debilitamiento de la universidad pública y el auge de las instituciones de educación superior privadas, con grandes diferencias en términos de calidad entre ellas.

 

Mientras en 1960 las universidades públicas concentraban el 59% de la matrícula universitaria de pregrado, en 1996 la participación pública en la matrícula había descendido al 32%. Esta tendencia se revirtió en la primera década del siglo XXI, impulsada por las políticas gubernamentales orientadas a aumentar la cobertura de las universidades oficiales pero también por el incremento injustificado de las matrículas en las universidades privadas, lo cual originó una baja en la demanda educativa, sobre todo en períodos de crisis económica, como ocurrió a finales de los años 1990.

 

Como consecuencia de ello, entre 2000 y 2017, la matrícula en educación superior se incrementó en 157% y las instituciones oficiales pasaron a representar el 51% del total de la matrícula  en 2017. Para el 2017 se contó con un total de 2.446.314 estudiantes matriculados en los distintos niveles de formación, de los cuales el 63,3% (1.548.485 estudiantes) son universitarios. La matrícula en los niveles de técnica profesional y tecnológica asciende a un 30% y el resto de la matrícula está en los niveles de especialización, maestría y doctorado (6,7%) (datos del MEN-SNIES a mayo de 2018). Según esto, en la educación superior colombiana un poco más de la mitad son estudiantes universitarios, pero como lo veremos más adelante; el crecimiento de la cobertura ha sido mayor en las formaciones técnicas y tecnológicas.

 

Este comportamiento de la matrícula se relaciona con la dinámica de las propias Instituciones de Educación Superior (IES). En una década, las IES tuvieron un crecimiento del 22%. Si en 1990 se registró un total de 74 instituciones públicas (30,5%) y 168 privadas (69,5%), para 2001 se observó un total de 311 instituciones, de las cuales 101 (32,5%) eran públicas y 210 (67,5%) privadas. Para el 2017 se registraron 292 IES, de las cuales el 72,3% son privadas (211 instituciones) y el 27,7% públicas (62 oficiales y 19 de régimen especial). Las universidades privadas se han multiplicado sin que eso signifique mayor garantía de calidad educativa. No sobra mencionar que de las 292 IES registradas por el Ministerio de Educación en 2017, sólo 49 están acreditadas.

 

Se puede ver que hay una desigualdad estructural en la carga asignada al sector público en el crecimiento del sistema. Así pues, la razón es de 15.331 estudiantes por cada institución en el sector público, frente a 5.709 estudiantes por cada institución privada.

 

Por otro lado, según los datos oficiales más recientes, la tasa bruta de cobertura1 pasó de 28,4% en 2005 a 52,8% en 2017. Sin embargo, estos datos deben leerse de manera cuidadosa. Un análisis más detallado brinda mayores indicios de lo que ha significado en realidad esta tendencia reciente de aumento de las tasas de cobertura en educación superior en Colombia. El aumento de la cobertura obedece principalmente a un aumento de la matrícula en la formación técnica profesional y tecnológica, que representaba el 24,7% de la matrícula total en 2005, y pasó a 30% en 2017. De manera proporcional, la matrícula universitaria representaba el 70,4% de la matrícula en 2005 y bajó al 63,3% en 2017. Si bien ha aumentado el número de estudiantes en educación superior, este crecimiento ha sido mucho menor para el caso de la matrícula universitaria.

 

Desde el punto de vista de las desigualdades de clase, visto a través de las tasas de cobertura por quintiles de ingreso, se observa que el quintil 5 (el de más altos ingresos) presenta una cobertura bruta de 72% y una neta de 42%; mientras que el quintil 1 (el de más bajos ingresos) presenta una cobertura bruta del 7% y una neta del 4%. Aún más, de aquellos jóvenes que logran insertarse al sistema de educación superior, el 55% del estrato 1 ingresa a la educación universitaria y el 38% lo hace a carreras técnicas y tecnológicas; en el estrato seis, los registros son del 80% y el 18%, respectivamente.

 

Estas cifras no serían problemáticas si no se tuviera en cuenta el carácter jerarquizado del sistema de educación superior colombiano. Este es bastante heterogéneo en relación con la calidad de la educación, los programas de estudio, los valores de los títulos en el mercado de trabajo y las jerarquías de la distinción social; en donde lo técnico y lo tecnológico están socialmente valorados como la base de la pirámide. En suma, los más ricos siguen teniendo muchas más posibilidades de estudiar en universidades que los pobres. De los pobres que logran entrar a una universidad lo hacen en mayor proporción en formaciones e instituciones en donde la calidad no está asegurada, por ende tampoco se asegura la promesa de tener una mejor vida en el futuro.

 

Una situación similar ocurre en términos de género, en donde el país está en sintonía con las tendencias internacionales. Para el último año, las mujeres representaron el 53% de la matrícula en educación superior. No obstante, persisten las desigualdades en términos de la elección de las carreras, derivada de la división sexual del trabajo. Hoy en día se mantiene una segregación de las mujeres en aquellas carreras que tradicionalmente se conocen como “femeninas”, asociadas por lo general a una labor de cuidado y que no son valoradas por la sociedad ni en lo simbólico ni en lo material.

 

Por otro lado, se encuentran aquellas carreras con mayor participación masculina, la mayoría de las cuales son reconocidas simbólicamente en la sociedad como prestigiosas y necesarias, así como reconocidas materialmente por los altos salarios de sus profesionales. Dicha distribución en las áreas del conocimiento y carreras explica parcialmente la persistencia de una brecha salarial entre mujeres y hombres con estudios superiores.

 

El anterior panorama de la educación superior en el país permite entender mejor lo que está en juego en la coyuntura actual. Si no se conjuga la crisis del sector estatal, lo que está en peligro no es únicamente las universidades públicas, sino la sostenibilidad misma de todo el sistema de educación superior en el país, empezando por las universidades privadas con menor capacidad financiera a las cuales acceden una gran proporción de estudiantes de sectores medios y medios-bajos. El reto para el gobierno actual es el de aceptar y actuar en consecuencia, de manera creativa y progresista, frente a un modelo de política educativa insostenible, como ya lo demostró con creces el caso chileno.
 

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* Este texto recoge y actualiza un diagnóstico mucho más extenso sobre la educación superior en el país publicado en el documento titulado Enfoque e identidades de género para los lineamientos de educación superior inclusiva, publicado por el Ministerio de Educación Nacional y la Universidad Nacional de Colombia (Grupo Interdisciplinario de Estudios de Género) en agosto de 2018. Disponible en: https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-357277_recurso_3.pdf

1 La tasa bruta de cobertura se calcula con base en la relación entre estudiantes matriculados en la educación superior sobre el total de la población de 17 a 21 años en el país.

** Para dar a conocer sus aportes, escríbanos a: sociologiapublica2018@gmail.com

Redacta: Santiago Lizcano

Monitor Departamento de Sociología

 

Contexto.

 

El segundo semestre de 2018, para representantes estudiantiles de todas las universidades públicas del país, significó un constante ir y venir de ciudades a municipios y viceversa, de aulas a asambleas, a encuentros festivos, con un propósito ambicioso: replantear la forma de financiación de la educación superior del país.

 

Estas reuniones, que tuvieron lugar en muchos rincones del país, a principios de octubre llegaron a una determinación: detener las actividades académicas a nivel Nacional. 

 

A continuación, haremos un breve repaso por las condiciones -entre otras cosas, bien conocidas- que llevaron a estudiantes, docentes y personal administrativo a manifestarse. Los datos que se referencian son tomados del “Informe sostenibilidad financiera" hecho por el Sistema Universitario Estatal (SUE) para agosto de 2018.

 

En conformidad con la Ley 30 de 1992  (norma que rige la educación superior en Colombia), los aportes económicos del Estado a las Instituciones de Educación Superior (IES) oficiales, crecen en concomitancia con el crecimiento del IPC  (índice de precios al consumidor). Es decir, si en la vigencia del año anterior el IPC incrementó en 3%, así incrementará el aporte de la Nación a las IES.

 

El problema señalado respecto a esta forma de financiación es que el porcentaje en que crecen los gastos de las Universidades no es equiparable al porcentaje en que crece la inflación (el IPC). Veamos un ejemplo: el incremento del total de gastos de las 32 universidades oficiales, entre 2010 y 2017 fue en promedio de 9,65% por año. Para el mismo periodo de tiempo el crecimiento del IPC tuvo un promedio de 3,75%.

 

Teniendo en cuenta el desfase entre la inversión a la educación superior con sus gastos misionales, habría que señalar los efectos sobre la calidad educativa. En el año 93, primer año desde que se decretó la Ley 30, había 159.218 estudiantes de pregrado en las IES oficiales; entonces el aporte de la nación fue de $1,72 billones, lo que significaba una inversión de $10.825.890 por estudiante de pregrado. Para el año 2016, la cobertura incrementó en un 284%; se matricularon 611.800 estudiantes de pregrado. El aporte de la Nación para ese año fue de %2,93 billones, lo que significó una inversión per cápita de $4.785.338.

 

Como consecuencia de la situación que describe el párrafo anterior, el informe del SUE señala que ha habido un congelamiento de la planta docente. La distribución de docentes de planta, ocasionales y de hora cátedra es, en el mismo orden, de 33,15% 27,03% y 39,83%. La meta, acorde a estándares de calidad del SUE, de tener 70% de docentes de planta, 10% ocasionales y 20% de hora cátedra, cuesta cerca de $960.000 millones (una cifra que representa aproximadamente el 56% de las transferencias de la nación en el año 2016).

 

Por otro lado, desde la década de los 90, como señala en un artículo de Razón Pública el profesor de la Universidad Pedagógica Adolfo León Atehortúa, las universidades oficiales se han visto obligadas a subsanar sus gastos con recortes a programas de bienestar como residencias universitarias, restaurantes, se paralizó la inversión en infraestructura, así como se congeló la planta de servidores públicos (como ya se señaló para el caso de docentes). Así como a buscar recursos a partir de la venta de servicios de consultoría, extensión, matrículas de posgrado, entre otras modalidades. El año pasado la actual rectora Dolly Montoya señaló que la Universidad Nacional asume el 40% del presupuesto anual, destinado a la inversión en infraestructura.

 

Paradójico resulta, ante ese panorama, los buenos resultados que las Universidades oficiales tienen en términos de acreditación (16 de las 32 universidades están acreditadas en Alta Calidad): las matrículas de posgrado incrementaron en un 184,84% desde el 2004 al 2017, los grupos reconocidos por Colciencias aumentaron en el mismo periodo en un 206,4%, así como aumentó la infraestructura física de 2.400.874 m2 a 4.482.497 m2. El cálculo del déficit total, a cifras de 2015, lo calcula el SUE en el informe en $1,4 billones para funcionamiento y en $13 billones para inversión.

 

Resultado de las masivas manifestaciones del año pasado y de los mecanismos de presión del movimiento estudiantil, se abrió una mesa de negociación entre el gobierno y representantes profesorales y estudiantiles. Luego de intensos momentos en que el Gobierno Nacional parecía no ceder ni un metro, el 14 de diciembre la mesa llegó a una serie de acuerdos, que examinaremos a continuación.

 

Acuerdos.

 

El acuerdo, suscrito entre las plataformas estudiantiles, profesorales y los representantes del gobierno, contempla 15 puntos que brevemente serán expuestos a continuación.

 

  1. El primer punto compromete al ejecutivo a presentarle al Congreso una reforma del Sistema General de Regalías que “priorice y estabilice” recursos para la educación superior oficial.
  2. En la aprobación del presupuesto bienal de regalías del 2018 se destinaron $1,5 billones destinados a tres ámbitos: $250 mil millones para el programa de becas “Doctoral del Bicentenario” de Colciencias; la misma suma para proyectos de inversión “en fortalecimiento institucional e investigación”; y $1 billón para obras de infraestructura de las IES oficiales.
  3. Colciencias y el MEN acordaron incluir a docentes de cátedra y ocasionales en el diseño de las convocatorias para las Becas Doctorales del Bicentenario.
  4. El gobierno se comprometió a impulsar mesas técnicas para estudiar y formular la reforma al Sistema General de Regalías, así como a propiciar la participación de delegados de la mesa de acuerdos en dichas mesas.
  5. Inclusión en el PND 2018-2022 de un artículo que permita la reforma del ICETEX en los siguientes aspectos: “gobernanza, estructura y características de su portafolio de servicios y fuentes de financiación incluidos los fondos creados en la Ley 1911 de 2018”. Se gestionará la participación de representantes de la mesa de negociación en la mesa de trabajo que creará la Comisión Sexta del Senado, así como a partir del 1 de febrero de este año se creará una comisión de trabajo en la que participen representantes de la mesa de diálogo y de los diferentes grupos de interés que hayan alrededor de la reforma.
  6. El Gobierno se compromete a destinar los recursos obtenidos de la retención tributaria a los excedentes de las cooperativas para el funcionamiento de las IES oficiales, así como dice que mantendrá esta destinación, sin especificar hasta cuándo.
  7. Para financiar los pasivos de las IES oficiales, así como sus planes de inversión, el Gobierno se comprometió a destinar $1.35 billones del Presupuesto General de la Nación. Para los pasivos se destinarán $500 mil millones distribuidos así: $250 mil millones en el 2019, $150 mil millones en el 2020 y $100 mil millones en el 2021. Para inversión se destinaron $850 mil millones distribuidos de la siguiente manera: $100 mil millones en el 2019, $200 mil millones en el 2020, $250 mil millones en el 2021 y $300 mil millones en el 2022.
  8. El Gobierno Nacional se comprometió a incluir en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, una habilitación legal que permita destinar para el 2019 el 20% (hasta $300 mil millones) de los saldos presupuestales apropiados y no comprometidos del Presupuesto General de la Nación de 2018.
  9. El gobierno se compromete a incluir en las vigencias 2020, 2021 y 2022 habilitaciones legales semejantes a las del acuerdo “8” para destinar el mismo 20% de los saldos presupuestales apropiados y no comprometidos de las vigencias precedentes al fortalecimiento del sistema nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
  10. Se pacta la construcción de un artículo (que incluya a “todos los actores del sistema”) del PND en el que se reglamente la transferencia de dinero del Presupuesto General de la Nación a las ITTU.
  11. El MEN se comprometió a tramitar en el Congreso un proyecto de ley que garantice el reembolso del 100% del descuento que se otorga a estudiantes de las IES oficiales por votar.
  12. Hay un compromiso con extender el mencionado descuento por votación a las ITTU oficiales.
  13. Se plantea una revisión de los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992, entre participantes de la mesa de diálogo y representantes de la Educación Superior, cuyo fin sea el planteamiento de un proyecto de ley en esta legislatura que revise las fuentes y usos de los recursos destinados a las IES.
  14. Se pactó la exención de impuestos a los gastos de representación de rectores, rectoras y docentes de las IES públicas que excedan el 50% de su salario.
  15. Por último, se pactó la instalación de una mesa técnica encargada de un ajuste normativo (vía política pública) a los estándares de calidad de las revistas académicas PUBLINDEX, que tenga en cuenta saberes no hegemónicos y ejercicios reflexivos desde cosmovisiones particulares.

 

Es claro que $4,5 billones para las IES oficiales y $1,3 billones para Colciencias no es un logro menor, pero para muchos sectores, ya no sólo de la academia sino de la sociedad en general, se hace evidente que el modelo de financiación de la educación superior pública debe cambiar estructural y no coyunturalmente.

 

Como nota final, vale la pena resaltar la magnitud del movimiento estudiantil y considerar la potencia de su capacidad política, al poner en el centro del debate Nacional la gran deuda que tiene este país con su propia educación.

Trayectoria de María Teresa Uribe

 

Redacta: Santiago Lizcano

Monitor Departamento de Sociología

 

Sentada en las piernas de su padre, a una edad indicable con los dedos de las manos, se recuerda Maria Teresa Uribe asistiendo a su primera reunión política. Su abuelo Lisandro, líder liberal del occidente Antioqueño, había muerto hacía no más de tres días y en las fronteras de Dabeiba y Uramita aparecían cadáveres de seguidores del partido.

 

El ambiente era tensionante. Los liberales, reunidos en Uramita por el velorio del abuelo, decidían qué hacer ante la violencia que cercaba sus municipios. Se debatían entre armarse y esperar la respuesta de las autoridades. En Bogotá, el silencio por las muertes del campo se tomaba las calles en cabeza de Gaitán.

 

Este evento, como se cuenta muy íntimamente en Los Demonios Sueltos (documental dirigido por Marta Hincapié Uribe, hija de Maria Teresa), así como sus años juveniles en Pereira (ciudad receptora de desplazados de la violencia de los años 50 en el Norte del Valle y el Quindío), marcaron definitivamente su derrotero como investigadora.

 

Pasó el tiempo, Maria Teresa se casó y tuvo tres hijos. Pero su fuerte convicción y un vasto acervo de inquietudes intelectuales la hicieron optar por estudiar en la universidad, en contra de todo “qué dirán” de la conservadora sociedad antioqueña de entonces. Se matriculó en el pregrado de Sociología de la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín.

 

Culminada su carrera, cursó la única maestría que para la época había en Medellín, Planeación Urbana en la Universidad Nacional. Al mismo tiempo era profesora de la Universidad de Antioquia, donde dictó varios cursos de Sociología general y Sociología Urbana. Para esta misma época ayudó en la materialización y fundación del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia, pionero en sus esfuerzos por desdibujar las fronteras entre las disciplinas para el conocimiento de las causas y efectos de los problemas de Antioquia. Tiempo después, junto con el exmagistrado Carlos Gaviria y un grupo de entusias de la política, trabajó en el instituto de Estudios Políticos, así como en la revista homónima de la Universidad de Antioquia.

 

Su trayectoria intelectual le abrió la puerta desde muy temprano a una investigación que integrara las metodologías y teorías de las diferentes disciplinas de las ciencias sociales, sobre todo la Historia, la Filosofía y la Sociología. Es por eso que su prolífica obra ha merecido tantas menciones, y ha influenciado a tantas generaciones de investigadoras e investigadores del país.

 

Siempre con una sensibilidad orientada a descifrar los demonios que se soltaron en la violencia tras la muerte de Gaitán, con gran énfasis en las historias particulares de las víctimas y los territorios (especialmente de la zona antioqueña), hacia 2007 Maria Teresa dejó su huella también en la primera etapa del Centro de Memoria Histórica, como señala Gonzalo Sánchez exdirector del mismo. Pero Maria Teresa enfermó a pocos meses de haber empezado y tuvo que ausentarse de un trabajo que evocó luego con nostalgia, por su énfasis en las dinámicas encaminadas a la salida de un conflicto que estudió con ahínco durante casi toda su vida.

 

De los diversos premios y reconocimientos académicos que recibió por su labor como docente, investigadora e intelectual comprometida, se destaca el Doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales, otorgado en 2015 por la Universidad de Antioquia, institución que guarda intensas y entrañables memorias de su vida intelectual.

 

Esta breve semblanza sobre Maria Teresa Uribe se hace para celebrar la que fue una vida de profundo amor por la universidad, por su región y los temas que forjaron la estampa de sus reflexiones. A la familia, de parte del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, extendemos un sentido pésame por la partida de Maria Teresa y Guillermo, tan cercanas una de la otra.

 

Invitadas e invitados quienes hayan leído estas líneas a consultar la obra de Maria Teresa.

 

“ENTRE OTRAS COSAS, ESTA SERÍA UNA BELLA DEFINICIÓN PARA LA INVESTIGACIÓN, INVESTIGAR ES INTENTAR VER EN LA OSCURIDAD, PONER LOS OJOS EN ASUNTOS DESCONOCIDOS O VISTOS DESDE OTRA PERSPECTIVA, DESCUBRIR LO QUE ESTABA OCULTO, AQUELLO QUE PARECÍA IRRELEVANTE Y NOMBRAR EL MUNDO CON PALABRAS NUEVAS PARA LOGRAR QUE OTROS LAS CONOZCAN Y ACTÚEN EN CONSECUENCIA (...)”

 

 

 

 

Enlaces de interés

 

Maria Teresa Uribe de Hincapié en Charlas Sobre la Historia

Los demonios sueltos

La profe Maria Teresa Uribe, una intelectual imprescindible

Redacta: Miguel Ángel Macías

Asistente de Dirección Departamento de Sociología

 

En el marco de la conmemoración de los 150 años de fundación de la Universidad Nacional de Colombia, la Rectoría del profesor Mantilla creó el Proyecto 150x150, con el que se buscaba otorgar una inversión de 150 millones de pesos a programas con acreditación o en proceso de acreditación de alta calidad, para la adquisición de equipos que mejoren la docencia.

 

Gracias a los esfuerzos de la Dirección Académica, la Facultad de Ciencias Humanas y la Dirección del Departamento, el Pregrado en Sociología fue uno de los programas académicos de la Universidad al que le fue aprobado el Proyecto 150 en el año 2018. Y aunque desde la Dirección del Departamento consideramos que las directrices para la formulación del proyecto son bastante restrictivas en cuanto a la destinación de los recursos (toda inversión debe estar enfocada a la docencia sin contemplar infraestructura, internacionalización, investigación o extensión), estamos agradecidos por permitirnos acceder a unos equipos que esperamos mejoren la calidad de los procesos académicos de estudiantes y docentes del Departamento de Sociología.

 

Desglosando el proyecto se solicitaron los siguientes equipos:

 

Diez pantallas interactivas gigantes con cámara y altavoz profesional que permiten realizar presentaciones, reproducir audio y vídeo, escribir a manera de pizarra, ingresar a internet y realizar vídeocharlas. El costo de estos equipos es de alrededor de ciento veinticinco millones de pesos y estarán ubicados de la siguiente forma:

 

Edificio

Salón

Cantidad de pantallas

205

Laboratorio de Práctica e Indagación Social

2

205

105

1

205

203

1

205

204

1

205

205

1

205

207

1

205

228

1

212

106

1

202

108

1

 

Con la puesta en funcionamiento de estas pantallas esperamos evitar que profesores y estudiantes deban ir hasta la oficina de la Dirección por proyectores y computadores para el desarrollo de las asignaturas, lo que en no pocas oportunidades genera retrasos para el inicio de clase, bien sea por demoras para recoger los equipos o bien por alguna falla técnica a la hora de la instalación.            

 

Tres proyectores LED por alrededor de 15 millones de pesos. Uno de los proyectores se instalará en el Laboratorio de Práctica e Indagación Social, mientras que los otros serán ubicados en salones del edificio Orlando Fals Borda. 

 

Computador para edición audiovisual por un valor de cinco millones de pesos y software de edición por valor de un millón y medio. Con este equipo se pretende mejorar la calidad de los vídeos de eventos académicos de nuestro canal de youtube así como desarrollar talleres de edición. Este equipo estará instalado en el Laboratorio de Práctica e Indagación social.

 

Para enero de 2019 las pantallas interactivas han sido instaladas en los respectivos salones y se espera que la empresa contratada brinde la capacitación necesaria para usarlos correctamente. Los proyectores también han llegado, sin embargo aún no han sido instalados por la empresa proveedora. El computador de edición también ha llegado, sin embargo la licencia del software especializado aún no.

 

Para febrero esperamos que todos los equipos estén en operación para beneficio de la comunidad del Departamento de Sociología. También hacemos un llamado para cuidar y usar de manera adecuado estos nuevos recursos, que si bien no soluciona los problemas estructurales de la educación  superior pública, contribuye a superar el rezago logístico y tecnológico del edificio.  

Redacta: Santiago Lizcano

Monitor Departamento de Sociología

 

El 10 de diciembre del año pasado, en medio de la incertidumbre por la continuidad de las actividades académicas, celebramos un día de la Sociología ligado al inicio de las actividades de los 60 años de nuestro Departamento.

 

A propósito de esto se dio inicio al ciclo de conversaciones con egresadas y egresados de las primeras generaciones, en el que tuvimos el gusto de contar con Nora Segura egresada del 65, Elssy Bonilla, egresada del 64, Jaime Eduardo Jaramillo egresado del 68 y autor del libro “Estudiar y hacer sociología en Colombia en los años 60” y la moderación del director del Departamento Juan Carlos Celis.

 

A continuación, una breve reseña de lo que aconteció esa mañana. No olviden que en nuestro canal de youtube encontrarán no sólo la grabación de este conversatorio, sino las de muchos otros eventos que hacen parte de nuestra dinámica académica.

 

El primero en intervenir fue el profesor Celis, presentando a Nora Segura, autora de una prolífica obra, con Maestría en Sociología en la Universidad de Indian; a Elssy Bonilla, Doctora en Comunicación de masas y Desarrollo de la Universidad de Wisconsin; y a Jaime Eduardo Jaramillo, doctor en Sociología y Comunicación de la Universidad Complutense.

 

Cedió la palabra a Jaime Eduardo Jaramillo quien empezó recordando que en la fundación de la Asociación Colombiana de Sociología se estableció el 10 de diciembre como día de la Sociología, en homenaje a la primera que en Colombia se realizó sobre la materia cátedra (algunos señalan que fue la primera en Latinoamérica), dictada por Salvador Camacho Roldán en 1882. Entonces recogían de esa cátedra el legado de entender la Nación colombiana como el objeto de estudio de la Sociología.

 

Posteriormente, contextualiza la época de los años 60, cuando se funda el Departamento -entonces Facultad- de Sociología. En el plano internacional (específicamente latinoamericano), señala que tienen lugar los discursos desarrollistas, modernizantes, los planes de reformas agrarias. Y es en esa sintonía que se inscriben personajes como Fals Borda, Camilo Torres, Germán Guzmán; de los que diseñaron las primeras propuestas de juntas de acción comunal, quizá la forma organizativa no religiosa ni familiar, más amplia que existe en el país.

 

En el plano interno, es el comienzo del Frente Nacional, que en sus primeros años se emanaba ciertos aires y perspectivas de modernización. En ese contexto, en la Universidad Nacional, hay una afinidad electiva entre políticos tecnócratas y políticos intelectuales: Otto Morales Benítez, Antón Espinoza Valderrama, Mario Laserna, Abel Naranjo Villegas, Belisario Betancur (recordemos que la editorial Tercer Mundo, de la que Betancur era accionista mayoritario, coeditó La Violencia en Colombia, y varios libros de sociología: el profesor Carlos Escalante, del Departamento, era el asesor para la publicación de libros sociológicos en la editorial).

 

Una convergencia entre éstas y unas otras personalidades reformistas, progresistas, liberales, conservadoras, socialistas, que tenían puestos gubernamentales y se relacionaban con esos académicos activistas tan singulares que fueron Orlando Fals Borda, Camilo Torres y otros profesores y profesoras nacionales y extranjeros, recubría de especial interés los avatares en los que se batía esa nueva ciencia.

 

La intervención de Nora Segura retomó la periodización que de los 10 primeros años del departamento se plantea en el libro de Jaramillo. Se divide en tres grandes momentos, el primero comprende los años de fundación de la Facultad de Sociología (entre 1959-1965), el segundo período que llama de crisis por los problemas a que en esa época enfrentó el departamento (entre 1966-1968) y el último período, cuando aconteció la reforma al plan de estudios (entre 1969-1970).

 

Mencionó brevemente que para esas épocas la Universidad Nacional era profundamente conservadora. “Se hablaba del Doctor Fals, el Doctor Pearse, a doña Virgina no le decíamos doctora, le decíamos doña Virginia, ya ustedes podrán imaginarse... Al único que le decíamos por su nombre era a Camilo. Con todos los demás había mucha distancia, era un medio muy autoritario que se originaba en los hogares, en los colegios y se replicaba en las universidades”.

 

Entonces, estudiaban en la Universidad cerca de 2000 estudiantes. Sociología quedaba cerca a la entrada, que se confundía con el barrio El Recuerdo, de modo que muchos estudiantes pasaban por ahí para llegar a sus carreras. “Eso nos hacía muy visibles, pues además teníamos la cafetería que estaba junto a sociología (…) éramos una nota de irreverencia frente a toda la solemnidad que caracterizaba al resto de la universidad”

 

La intervención de Elssy Bonilla estuvo orientada a recordar la figura de Orlando Fals; quien estaba siempre trabajando, preocupado por sus estudiantes, sus motivaciones para ejercer la sociología, así como tejiendo relaciones en todo tipo de esferas sociales.

 

Con cariño recuerda que Orlando mantenía un trato de cercanía y algo de informalidad con los estudiantes, “nos invitaba a la casa, así como a reuniones sociales en casa de otros estudiantes. Trataba de crear colectividad entre estudiantes de la facultad”.

 

Para ver el conversatorio completo invitamos a que sigan el siguiente vínculo.

 

Día Clásico de la Sociología Colombiana

Redacta: Sebastián González Aguilera
Monitor LaPIS

 

El Laboratorio de Práctica e Indagación Social (LaPIS) se propone como una comunidad de aprendizaje que responde a necesidades de la formación, la investigación y la extensión del Departamento de Sociología. En cuanto a la formación busca fortalecer el aprendizaje a través del uso de herramientas informáticas disponibles en el LaPIS. En cuanto a la investigación busca promoverla dotándola con una infraestructura especializada. En cuanto a la extensión, apoyará la realización cursos de extensión y las actividades de consultoría del Departamento. A continuación, se explican las estrategias con las cuales el LaPIS busca responder a tales objetivos.

 

A.   Formación.

El laboratorio cuenta con herramientas informáticas que pueden ser usadas de forma transversal por estudiantes y docentes en todo el proceso formativo. En el siguiente cuadro se muestran cuáles son estas herramientas según los componentes de la malla curricular.

 

Cuadro 1. Herramientas de apoyo del LaPIS a la formación

COMPONENTE DE LA MALLA CURRICULAR

HERRAMIENTAS DE APOYO

Metodológico

•      Bases de datos y gestores bibliográficos

•      Software para la recolección y sistematización de datos cualitativos y cuantitativos

•      Software para el desarrollo de anteproyectos y visualización de ideas

Fundamentación y Teorías

•      Software de visualización de ideas

•      Bases de datos y gestores bibliográficos

•      Software para el análisis de textos

Sociologías Temáticas

•      Bases de datos y gestores bibliográficos

•      Software para el análisis de textos

•      Las herramientas de apoyo pueden variar de acuerdo con las asignaturas ofertadas

Sociologías Especiales

•      Bases de datos y gestores bibliográficos

•      Software para el análisis de textos

•      SIG

•      Las herramientas de apoyo pueden variar de acuerdo con las asignaturas ofertadas

 

 

Para el apoyo a la formación se realizarán las siguientes estrategias:

 

1.    Reconocimiento de brecha digital entre nuevos estudiantes.

A través de una evaluación de conocimientos informáticos básicos a estudiantes de nuevo ingreso se identificarán conocimientos informáticos desiguales entre estudiantes. A partir de esta identificación se formularán estrategias de nivelación que ayuden a cerrar la brecha digital.

 

2.    Taller complementario al seminario de profesores

Se realizará un taller profesoral donde se expongan las técnicas particulares empleadas por los y las docentes en sus investigaciones con el objetivo de dar a conocer al estudiantado posibles formas de articular las competencias tecnológicas con la investigación. Asimismo, con este taller se esperar generar un espacio de diálogo entre formas tradicionales y contemporáneas de investigación.

 

3.    Taller de sociologías digitales.

El LaPIS tendrá un grupo de estudio permanente en donde se aborden semestralmente de manera teórico-práctica proyectos de “sociologías digitales”. Entre los posibles temas están las etnografías virtuales, análisis de videojuegos, big data, sociología visual, entre otros.

 

B.   Investigación

El LaPIS brinda a los semilleros y grupos de investigación del departamento una infraestructura especializada donde pueden desarrollar sus proyectos de investigación, en el cuadro 2 se muestra un listado con los software disponibles y la cantidad de equipos dotados con dichos software.

 

Cuadro 2. Listado de Software.

Tipo de software

Software

Cantidad

Ofimáticos

Microsoft Word

18

 

Microsoft Power Point

18

 

Microfost Publisher

18

Estadísticos

R Console

18

 

R Studio

18

 

SPSS

1

 

Microsoft Excel

18

Cualitativo

Atlas.ti

1

Gestores Bibliográficos

Zotero

18

 

Mendeley

18

SIG

ArcGis

15

Diseño Gráfico

Adobe

1

 

Por otro lado, con el ánimo de responder a las necesidades efectivas de la investigación en el departamento se realizará un proceso de diagnóstico, implementación y articulación explicado a continuación.

 

–  Fase I: Diagnóstico.

Identificación de necesidades de software y convenios de bases de datos de los grupos de investigación.

 

–  Fase II: Implementación.

Gestionar, dentro de las posibilidades presupuestales, licencias y convenios necesarios identificados en la fase I.

 

–  Fase III: Articulación.

Presentar a los semilleros y grupos de investigación los resultados del diagnóstico y la implementación para que articulen sus actividades al LaPIS.

 

C.   Extensión

El LaPIS busca posicionarse como un espacio de extensión del departamento, por lo cual, recibirá propuestas de cursos de extensión, así como apoyará los servicios de consultoría del departamento. En el mismo sentido, desde el LaPIS se buscarán alianzas con instituciones privadas y públicas para el desarrollo de proyectos de extensión.

 

Se creará, además, un Taller Permanente de Egresados con el que se pretende vincular a los estudiantes con las necesidades del mundo laboral a través de la experiencia de egresados. Este taller consistirá en sesiones de capacitación realizadas por egresados sobre competencias exigidas y aprendidas durante el desempeño laboral que no hayan sido adquiridas en su proceso de formación.

 

Proyectos en curso.

 

-       Digitalización del archivo de sociología.

El archivo de sociología contiene documentos de gran valor histórico y sociológico. En este se encuentran publicaciones inéditas de estudiantes y profesora/es de la década de 1980, documentos del nacimiento de la organización sindical de los y las docentes de la universidad, un archivo sobre el M-19, programas de las materias ofertadas en las décadas de 1970, 1980 y 1990, entre otros. Reconociendo el valor del archivo desde el LaPIS estamos recuperando dichos documentos, actualmente bajo la tutela de la Dirección de Bibliotecas, con la finalidad de digitalizarlos y ponerlos a disposición de la comunidad académica.

Redacta: Santiago Lizcano

Monitor Departamento de Sociología

 

La segunda semana de noviembre del año pasado liberaron a Mateo Gutiérrez León, estudiante de nuestro Departamento. El Juez, determinó que las pruebas de la Fiscalía no comprometían a Mateo con ninguno de los señalamientos con los que en 2017 lo capturaron injustificadamente. Otro de tantos casos de persecución y estigmatización estatal al ejercicio crítico de la Academia.

 

Con motivo de la libertad de Mateo, entrevistamos a Aracely León, madre de Mateo, sobre el desarrollo del proceso judicial, en qué se encuentra ahora, las críticas que como abogada tiene en materia judicial y penal al proceder de las instituciones encargadas de llevar el proceso, así como de sus reflexiones sobre la reparación ante un montaje judicial.

 

Después de casi dos años desde que Mateo fue capturado el 23 de febrero de 2017, ¿cómo se ha desarrollado este largo proceso?

 

El proceso, además de difícil y complejo, tuvo muchas aristas. Uno era el tema judicial, otro el tema carcelario, ya otro era todo lo que tenía que ver con apoyos, con actividades, visibilización, sensibilización sobre el tema. Tenía muchos frentes que atender al tiempo, lo que complejizaba la situación.

 

Uno no puede decir que era más difícil lo judicial o era más difícil lo carcelario, pero sí que esto último era lo más impactante y lo más duro. Se sabía que eventualmente podían posponer una audiencia, pero había unos términos que a la final tenían que cumplir, como que de los dos años de encierro no se podían pasar. Porque la situación carcelaria sí era muy difícil, por todos los problemas de las cárceles acá; el tema del agua, el problema de la comida, la falta de luz solar. Eso sí era agobiante.

 

En cuanto la visibilización y la solidaridad, siempre tuvimos dónde podernos expresar, en espacios alternativos claro está; recibimos solidaridades de todo tipo, de acompañamiento, de visibilización, sensibilización, económicas, fraternales... Digamos que en ese sentido nunca estuvimos solos.

 

Lo último que surgió es en relación con el fallo, que es un fallo de inocencia, de absolución. No es un fallo inhibitorio, ni de volver a buscar pruebas, o sea que hay certeza en la decisión del Juez, quien está pendiente por justificar su decisión.

 

De acuerdo a lo que salió en prensa al día siguiente de la sentencia, con relación a que la Fiscalía iba a apelar, también creemos eso, y que esto subirá a tribunal, donde no sabemos cuánto más se demore para que ya haga tránsito a cosa juzgada y a decisión.

 

Esa es la etapa en la que se encuentra ahora el proceso. Seguimos igual con las manifestaciones de visibilización y de solidaridad, porque Mateo no está residiendo en Colombia y no puede trabajar por las normas de migración; esto es como una espiral, una cosa conduce a la otra y a la otra: lo que nos tiene en este momento gestionando apoyos para sostenerlo a él allá, donde hemos encontrado mucha solidaridad también, sobre todo en el aspecto de la acogida.

 

Eso es lo que va hasta ahora del proceso.

 

Teniendo en cuenta que eres abogada, ¿qué opiniones te merece la forma en que se desarrolló el proceso judicial de Mateo?

 

El proceso judicial se llevó dentro de los parámetros legales, lo que no significa que no se trate de un montaje judicial. Lo que se evidencia es que la Fiscalía y la Policía Judicial hicieron inducir en error, o en falsa apreciación, a los jueces del control de garantías, que son los que expiden las decisiones con relación a las medidas de seguridad de las personas involucradas en unos hechos que son materia de investigación penal (porque uno no puede hablar de entrada de unos "hechos delictivos" pues justamente la investigación penal se encarga de determinar si los hechos son o no delictivos, y a qué nivel).

 

Desde la defensa, en este proceso siempre se habló de dos situaciones: lo primero, que Mateo no había cometido lo que señalaban, y lo segundo, que esos hechos no son "hechos de terrorismo". Es más, esos hechos ni siquiera llegaron a ser causal de daño en bien ajeno, o de lesiones físicas a las supuestas víctimas, porque se comprobó que ni siquiera se rompieron los vidrios del lugar donde fue activado el artefacto panfletario, y porque se demostró que Mateo estaba en la Universidad.

 

Se muestra con el tiempo que se trataba de un montaje judicial, máxime cuando la supuesta víctima dice que fue abordado por unos policías que le mostraron dos fotos de Mateo, y luego fue citado a hacer el reconocimiento fotográfico.

 

Yo sí considero que la figura de los jueces de garantías debe ser modificada en Colombia. Que los jueces de garantías deben, al mirar las pruebas, hacer una valoración más sensata, pues tienen las posibilidades de dictar medidas acordes al caso que permitan realizar la investigación penal, porque nadie se opone a las investigaciones, pero que se realicen en otras circunstancias para el sindicado.

 

Por ejemplo, a Mateo le pudieron haber dado la detención domiciliaria, ponerle restricción de salida del país, colocar una caución, incluso el Juez puede hacer responsables a los padres de la presentación del sindicado, con una determinada periodicidad a los despachos judiciales; porque es sabido que los procesos, cuando el imputado no está detenido, tienden a dilatarse en el tiempo, y a veces no se llega a fallo, o si se llega son inhibitorios, bueno...

 

Uno como abogado, en cuanto a la ejecución de los procesos, tiende no a ser permisivo, pero uno entiende situaciones. Uno sabe que a veces al juez se le presenta un inconveniente y no se puede hacer la audiencia. O al fiscal. Lo que pasa es que eso se toma como un actuar para dilatar el proceso.

 

Por ejemplo acá el juez fue muy permisivo en la manera como la fiscalía duró en pruebas, duró 6 meses para reunir 19 testimonios... eso es mucho tiempo; las pruebas de la defensa se evacuaron en 2 ó 3 jornadas, y fueron, sin no me falla la memoria, 9 o 10 testimonios.

 

La gran mayoría de las pruebas de la Fiscalía eran encaminadas a demostrar la ocurrencia de los hechos, y nunca nadie dijo que los hechos no ocurrieran, sino que tocaba mirar la magnitud de esos hechos, y si de verdad Mateo había cometido el que le endilgaban.

 

También uno observa cómo hay circunstancias en el proceso que por más que uno quisiera que se surtieran más rápido, o de otra manera, no se pueden dar. Los términos son esos, y son los que establece la norma y que considera el legislador que los funcionarios u operadores jurídicos y judiciales deben manejar. Pero no es justo que, por ejemplo, los hechos por los que acusaban a Mateo ocurrieron en el año 2015 (si tú le haces una acusación a una persona por hechos del 2015 y se la haces en 2017 es porque tú ya tienes todo), si te demoraste más de dos años haciendo una investigación, por qué te vas a demorar en radicar una acusación 6 meses, si ya la tienes y estás seguro de que al que tienes capturado es el responsable.

 

El llamado es para resaltar que no es lo mismo una investigación judicial con una persona que las autoridades están hasta ahora por identificar, a un proceso con una persona identificada y acusada como responsable. Yo sí considero que si las autoridades expiden una orden de captura (porque la persona es juzgada como responsable), pues los términos tienen que ser más rápidos. Yo no me puedo tomar 6 meses para hacer la acusación porque ya se sabe que el capturado es responsable.

 

A lo que veo que apunta la Fiscalía y la Policía Judicial es a que, como de pronto a este tipo lo declaran inocente, al menos que esté detenido durante un lapso de tiempo equivalente a la pena mínima si hubiese confesado, si hubiese sido colaborador con la justicia, y uno dice ¿cómo puede colaborar si no tiene la información? ¿cómo se puede dar eso? ¿cómo se puede apoyar una labor judicial basada en algo que no es?

 

Distinto es que una persona realice una estafa o un robo, y diga "bueno, yo realicé la estafa y la hice así, así, y azá", pero en un proceso en donde ni se vinculan a las personas (...); un concierto para delinquir donde él es el único vinculado…

 

¿Cómo fue el acompañamiento que la Universidad tuvo con ustedes durante el proceso?

 

La Universidad tuvo varias facetas de acompañamiento. Una fue desde el área de Bienestar, con la que se logró que Mateo adquiriera nuevamente la calidad de estudiante y mediante la figura de "tutorías" pudiera cursar algunas materias.

 

Asimismo el Departamento de Sociología emitió un comunicado, contamos con el apoyo de mucho de sus docentes y del Departamento mismo, institucionalmente, sobre todo a partir del momento en que asumió el profesor Juan Carlos Celis.

 

El profesor Celis hizo una gran labor de incidencia y visibilización desde el Departamento, diferente al profesor Lampis, con quien fue más una cuestión de formalidad. No digo que en un inicio el Departamento no haya estado presente, pero fue una participación de carácter más formal, que se transformó completamente con el cambio de Director.

 

El otro Departamento que estuvo muy presente fue Ciencia Política, también porque el Director, el profe Medina, lo colocó [el proceso] en la agenda, lo visibilizó, le dio un matiz de acompañamiento real, no formal.

 

En cuanto a la comunidad académica los estudiantes siempre estuvieron pendientes del caso, entiendo las situaciones por las que muchos no pudieron estar de manera más activa, pero sí considero que la comunidad académica debe ser más fuerte en su solidaridad, y debe hacerla más efectiva. No solamente propiciar el espacio para el acompañamiento, por ejemplo, hasta cuando estuvo el Paisa en Colombia, porque a él le tocó irse, se hicieron jornadas fuertes de apoyo y visibilización, pero después de que él se fue las jornadas que se hacían eran una reunión de cómo iba el proceso, y no se realizaron más eventos.

 

Con los estudiantes pasó contrario a lo que pasó con el Departamento. Por amenazas contra su vida, se fue del país un compañero de Mateo muy comprometido con las actividades de apoyo al proceso, y la participación, plantones, y todo, se volvió más formal y menos activo. Yo entiendo que hay dificultades en términos de seguridad para los estudiantes. He visto también que hay mucho temor, no sólo por la situación académica, sino por la situación Nacional, por eso lo entiendo, pero considero que a pesar de esas situaciones sí se pueden encaminar unas jornadas de solidaridad más efectivas, porque aunque Mateo ya no está detenido, sí hay muchos muchachos detenidos, que hacen parte de la comunidad académica.

 

¿Qué perspectivas académicas se vislumbran para Mateo ahora que recuperó su libertad?

 

Mateo está por fuera del país. Sobre sus perspectivas académicas, estamos esperando que reinicie la Universidad y vamos a ver qué nos dicen los profes; pues si puede por Skype, por internet, terminar las tutorías de las dos materias que estaba viendo.

 

Esperar qué se puede decidir académicamente a futuro con él, sabemos que existe la figura del intercambio pero, por su situación, Mateo a partir de mayo no se puede mover del Estado español, así que hay que mirar qué tipo de intercambio. No hay una definición clara de su futuro académico.

 

De lo que él me pudo manifestar sobre las reflexiones de su experiencia, recuerdo que comentó mucho el que la población carcelaria es vulnerada a todo nivel en Colombia, y para el Estado es como si la persona perdiera todos sus derechos; lo paradójico es que en el papel todo parece acorde al derecho, y en la materialización hablamos de reiteradas injusticias muy complicadas. 

 

En cuanto a las afectaciones personales, ¿qué comentarios podrías hacer?

 

Es obvio que para nadie la vida va a volver a ser igual. De hecho, con la decisión que tomó Mateo de irse del país, la vida le cambia completamente, además de que no sólo cambia en la cotidianidad, sino en la perspectiva de ver el mundo.

 

Yo creo que nadie puede volver a ser el mismo después de una experiencia de estas, y empieza uno no sólo a cuestionar en qué clase de sociedad se está, qué clase de personas conviven con uno, sino también se empieza a generar de una manera inconsciente de discernir con quién se relaciona uno y con quién no.

 

Antes cosas que uno veía muy sencillas, muy fraternas, como un saludo, empieza a darles un valor mucho más relevante. Y empieza uno también a ver situaciones que no le permiten a uno quedarse callado, o no opinar, y empieza a darse cuenta que para mal o para bien una experiencia como esta te hace sentir lo impotente que eres; que tú no puedes hacer nada ante la injusticia, y peor, nadie puede hacer nada por ti, nadie.

 

Las decisiones, las medidas, los tiempos, no depende nada de ti. Y del que depende, dependes de su criterio, a nivel personal, judicial, en la situación carcelaria, no hay nada que uno pueda decir "vaya y haga tal cosa y listo, solucionado el problema". Eso hace que uno empiece a ver la vida como desde cierta desconfianza, o prevención, y empieza uno a realizar una cantidad de juicios y a adoptar una serie de medidas que uno no puede decir si son o no justo, es simplemente como uno empieza a ver el mundo, y a hacer un análisis y poderlo dimensionar (a veces en una lógica muy negativa, o una lógica muy displicente), y ya a los puntos medios uno no les encuentra nada de sentido.

 

Es una situación que te hace cambiar todos los escenarios de tu vida.

 

En los objetivos de mediano plazo, ¿han reflexionado sobre el carácter o las situaciones de un escenario de reparación a esta situación por la que han atravesado?

 

Pues la verdad yo ese tema no lo he desarrollado en mi perspectiva mediática, ¿por qué no? Porque, por ejemplo, para mí sería una reparación que Santos retwitteara el tweet que puso en su momento y dijera "Me equivoqué, hice un abuso de poder, me dejé llevar, ofrezco mis disculpas..." esa sería una reparación. Y que no sólo Santos lo hiciera, sino el Ministro de Defensa, el Alcalde y el Director de la Policía: ahí habría un verdadero escenario de reparación.

 

Y aunque Mateo haya sido declarado inocente, cuántas personas que dicen "eso fue porque estuvo, de buenas, pero igual es culpable"... El que una parte de la población considere que Mateo sí es un terrorista, ¿quién lo va a reparar?

 

Es un tema muy complejo. Mira que ningún medio de comunicación dijo "nos equivocamos", ni Semana ni El Tiempo dijeron que se equivocaron al decir que Mateo estuvo en Cuba en un curso de explosivos; ni RCN, ni Caracol, ninguno. Tampoco le dieron el mismo despliegue a la inocencia, comparado con el momento de su captura.

 

Si la reparación integral fuera leer el fallo, que lo publicaran, donde dijeran que hicieron un juicio por fuera del marco legal, que no tuvieron en cuenta la verdad judicial, ni la reserva legal... Eso serían medidas tendientes a la reparación, y aun así no habría reparación.

 

En su momento se pensará este tema. Todo el proceso fue como un túnel, completamente oscuro, y estamos empezando a ver algo de luz, esperamos seguir adelante en el mismo sentido, y que, si la Fiscalía apela, el fallo del tribunal sea confirmatorio como corresponde.

 

Pero yo sí creo que en su momento toca exigir que sea una reparación integral, un asunto que tenga que ver con su buen nombre, con el tendiente a evitar que el día de mañana sigan ocurriendo estos casos de difamación y estos juicios púbicos y periodísticos, porque una cosa es informar un hecho y otra es opinar sobre el mismo.

 

Cuando tengamos que asumir eso de la reparación va a ser bien complejo, porque hay unas cosas que uno no puede negociar, como que hoy nos pasó a nosotros pero esperamos que no le vuelva a pasar a nadie. Es eso, ¿reparación? reparación es que no vuelva a suceder, no sólo con nosotros sino con nadie.

 

Reparación no es asumir y decir “mira aquí hicimos un monumento, nos equivocamos, y allí en la esquina hay otro monumento porque nos volvimos a equivocar, y allá en la ciudad otro monumento...” Entonces vamos a llenar el país con monumentos, haciendo memoria, recordando, visibilizando las víctimas… pero no consideramos que en la reparación está incluida la no repetición, que es en lo que considero se debe trabajar más. Eso es fundamental, si no dejan de haber agresiones injustificadas, violatorias de derechos, pues nunca vamos a llegar a tener un Estado que permita la convivencia de una manera armónica.

 

¿Quisieras compartir algo más?

 

Pues que estamos muy agradecidos con la solidaridad, lo que te comenté de las manifestaciones y todo. También fue muy triste que Mateo no hubiese podido ir a la universidad, a la bienvenida; pero por su situación, por medidas de seguridad, lo recomendable era eso, él ni siquiera pudo ir a su casa, ni a la de su papá ni a la mía, no se pudo ver con su abuela ni con muchos familiares, por la situación de seguridad. Eso esperamos nos lo entiendan, es una situación bien difícil.

 

Y desde esa perspectiva se puede marcar también una reflexión. El momento más importante no es la liberación, los momentos más importantes fueron antes, desde que él fue capturado hasta su liberación. Quienes participaron en esos momentos y nos acompañaron, y estuvieron presentes, atentos y todo, deben sentirse más que alegres, y sentir un regocijo por eso. Y eso es lo verdaderamente importante. Porque en el momento de la felicidad cualquiera está, cualquiera llega, pero en el momento difícil,  o sea todos los que estuvieron, son los que deben estar más contentos y más orgullosos y más felices, porque estuvieron en lo difícil, es como esa la reflexión.