Extensión
La Tulpa - Paula Ruiz Charris
Proyecto Extensión Solidaria - Cursos de Latín, Griego y Raíces.
¡En la Universidad Nacional es posible descubrir el fascinante mundo de las lenguas clásicas y el español! Como parte de la oferta de Extensión Solidaria, está abierta la invitación a participar en cursos gratuitos de griego antiguo, latín y raíces griegas y latinas del español. Impartidos por estudiantes avanzados del programa de Español y Filología Clásica del Departamento de Lingüística de la Facultad de Ciencias Humanas, estos cursos representan la culminación de su formación. En ellos sintetizan y transmiten sus conocimientos de manera accesible y cautivadora para un público diverso.
Todo comenzó hace dos años con la apertura de un curso de raíces griegas y latinas del español, a solicitud de la Facultad de Medicina. Esta iniciativa buscaba explorar los orígenes del vocabulario médico desde un abordaje histórico y cultural de las lenguas que lo han moldeado por siglos, el griego y el latín. La excelente recepción llevó a extender la oferta a todos los integrantes de la comunidad universitaria y al público externo en el semestre sucesivo, fomentando así un diálogo interdisciplinario más amplio.
Con el tiempo, la demanda continuó creciendo: se abrieron cursos de latín y griego antiguo, que brindan la oportunidad de sumergirse en estas lenguas clásicas y explorar su cultura.
En estos espacios, hemos tenido el placer de explorar las relaciones entre nuestra lengua y las ciencias naturales, en el Museo de Ciencias Naturales, y las artes, en el Teatro Colón.
La intención es expandir esta oferta en los próximos años.
Bosa, una localidad con Mujeres Imparables. #mujeresimparables
Berracas, educadas, resilientes, guerreras, trabajadoras, un ejemplo a seguir: así son las mujeres imparables, un proyecto de extensión de la Escuela de Género de la facultad de ciencias humanas de la Universidad Nacional, liderado por Carolina García Ramírez, que busca convertir a Bosa en la localidad de las mujeres, por medio de iniciativas que buscan la prevención de las violencias basadas en género y la creación de realidades centradas en el respeto hacia todas y todos sin distinción.
Este proyecto, el cual cuenta con múltiples campañas, como Bosa Incondicional con las Mujeres, La ropa sucia ya no se lava en casa ¡No más mujeres violentadas! y Mujeres Imparables que cuidan a Bosa ha beneficiado a más de dieciséis mil mujeres, niñas y adolescentes de diversos entornos sociales: cuidadoras, afrodescendientes e indígenas, pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+, en condición de discapacidad, madres que crían en soledad, entre otras. Su enfoque principal es, en primer lugar, el de hacerle frente a las violencias contra las mujeres, partiendo de una perspectiva de resiliencia, fuerza y valentía, por medio de un ejercicio pedagógico de visibilización y prevención de las inequidades entre hombres y mujeres que perpetúan las violencias basadas en género. Asimismo busca generar un activismo sostenible para empoderar a las mujeres desde múltiples campos de acción. Todo esto con el propósito de convertirlas en voceras del autocuidado que logren la resignificación y la construcción de una ciudadanía basada en la equidad y el respeto de quienes hacen parte de la misma.
Hablamos con Carolina García Ramírez, líder de este proyecto, quien nos contó sobre su experiencia dentro de este proceso y como, en convergencia con las experiencias de estas mujeres imparables, se llegó a un espacio de mutuo aprendizaje, en el marco de la prevención de las violencias, pero también del autocuidado y la escritura:
Carolina es egresada de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, primero como lingüista y luego como especialista en Estudios Feministas y de Género. Es en este periodo de su vida que conoce lo que pronto se convertiría en su vocación, ya que gracias a la formación crítica de la Universidad ella encontró la pasión que tenía por el trabajo con las comunidades, sobre todo aquellas eternamente marginadas: esa Colombia olvidada a la que no llega nadie.
“Esa Colombia olvidada es a la que tenemos que ir gestionar diálogos de saber, que no se enmarcan en esta imagen de nación. (...) Quienes viven en las urbes viven en burbujas, creyendo que están haciendo descubrimientos, pero no solo en estas [urbes] hay saberes, por lo que necesitamos que haya diálogos entre ambos territorios. Lo que hace el proyecto de Mujeres Imparables es justo ese diálogo entre academia y la educación popular, que está centrada en la defensa del territorio y de las personas a las que se les niega en esta sociedad”.
Por supuesto, esto conlleva una serie de retos, mas estos fueron también un proceso de aprendizaje para Carolina:
“A las mujeres se nos dice que debemos encargarnos del cuidado de otros, pero jamás se nos dice que también debemos cuidarnos. A los cursos de las cuidadoras [las mujeres] llegaban con las personas que cuidaban. (...) No hay un apoyo en términos de espacios, por lo que no pueden dejarlos al cuidado de otros mientras se cuidan a sí mismas”.
Sin embargo, ella sabe que la clave es la juntanza y la participación solidaria, en términos de reconocer los saberes que cada una tiene y que cada una acuerpa. Esto, teniendo en cuenta que tanto ella como su equipo de trabajo, todos egresados de la Universidad Nacional, llegaron a la localidad de Bosa sin ser nativos de la misma, sin conocer sus problemas ni a su gente más allá de la visión de un espectador, ajeno a ese territorio. Aquello representaba un reto gigante, ya que se debía responder a lo que ellas deseaban, ponerse en sus zapatos, dentro de su territorio, con el sueño de que muchas mujeres que nunca habían tenido una formación con respecto a sus derechos se acercaran a ellos.
La escucha también es fundamental en este proceso. Durante el proceso, se realizó un libro de narraciones con las mujeres que participaron en el curso de Escrituras creativas y memoria, el cual, en un principio, buscaba que estas aprendieran a leer y escribir alfabéticamente, pero se transformó en un espacio para escribir desde el territorio, ese que ellas habitan cotidianamente, pero también desde el cuerpo, por medio de técnicas textiles como el bordado y el fotobordado, además de collages, fanzines, entre otros. De hecho, una vez finalizado el curso, las mujeres se hicieron diplomas a sí mismas por todo eso que habían logrado, ya que este también sirvió como un curso de autocuidado, en la medida en la que ellas se dedicaron ese tiempo que emplearon.
“El poder escuchar la lucha de mujeres de diferentes edades o de movilidades diversas, que han vivido cosas violentas pero que aprenden de todo esto, sin romantizar la violencia, para creer en la juntanza y poder recorrer con ellas, en sus palabras, lo que han vivido…ese fue de mis grandes aprendizajes”.