Centro

La revolución de independencia se vivió con gran agitación en centro de la Nueva Granada, corazón andino entre montañas, valles y ríos. La región —que sostenidamente agrupó la mayoría poblacional— comprendía las provincias de Antioquia, Casanare, Mariquita, Neiva, Pamplona, Santafé, Socorro y Tunja. Poco después de la eclosión juntista de 1810 y 1811, Santafé, capital del virreinato, rápidamente ganó preeminencia en la deliberación política; si bien no fue el único lugar donde se evidenciaron manifestaciones de soberanía local. De hecho, antes del sonado 20 de julio de 1810, hubo levantamientos contra el gobierno español y sus delegados en el Socorro (10 de julio de 1810), Cartagena (14 de junio de 1810) y Pamplona (4 de julio de 1810).

Lo que cimentó la autoridad de Santafé fue, precisamente, la estructura administrativa, fiscal y militar heredada del gobierno colonial. Unido a esto, el control sobre la educación que ejercían el Colegio de San Bartolomé y el de Nuestra Señora del Rosario atrajo personalidades eminentes desde distintas latitudes del virreinato. Entre ellos, Camilo Torres, natural de Popayán, y Frutos Joaquín Gutiérrez, de Villa del Rosario, alzaron la voz para justificar el desconocimiento de la autoridad de la Junta de Sevilla y del Consejo de Regencia. Su clamor inicial por la soberanía de Fernando VII pronto se convirtió en un llamado de resistencia americana, al verse “abatidos, desarmados, entregados en manos del furor, y del odio de nuestros enemigos; sin tener a quién recurrir con la queja de nuestros agravios, ni a quién representar nuestra inocencia, ni de quién implorar nuestra justicia” (Exposición de motivos de la Independencia, 81).

Este mismo Camilo Torres hizo frente a las pretensiones centralistas de Santafé, desde Tunja, a la cabeza de las Provincias Unidas de la Nueva Granada. Ya desde 1811 se verificaron las primeras desavenencias entre las Provincias Unidas y el Estado Libre de Cundinamarca por la aplicación del modelo federado o del centralizado. Sin embargo, la discusión siguió por las vías armadas a finales de 1812. El conflicto se extendió hasta 1815, cuando la derrota de Antonio Nariño en los ejidos de Pasto (1814) propició que las armas de las Provincias Unidas, comandadas por Simón Bolívar, marcharan sobre Santafé y anexaran el Estado de Cundinamarca. Esta guerra entre soberanías agotó el vigor de la Unión, que no pudo organizarse efectivamente para hacer frente al ejército español que estaba en camino.

Pero también otros hombres de talento y mucho estudio movilizaron su conocimiento para defender la monarquía y denunciar la insurrección. Tal es el caso Nicolás de Valenzuela, quien, desde Neiva, en el valle que corta a su paso el río Magdalena, atacó la revolución con otra arma, tal vez de mayor filo: la exégesis bíblica. Y es que a Valenzuela no le faltaron ejemplos para ilustrar los desastres de la guerra, especialmente en una provincia como Neiva, punto de paso entre la resistencia realista en el Sur y el ímpetu republicano que emanaba del centro del país.

Después de cuatrienio de la restauración de la monarquía española (1815-1819), encabezada por Pablo Morillo, la Batalla de Boyacá selló el triunfo republicano en la región central. La campaña militar descansó sobre numerosas manos que no escatimaron en gastos en favor de la causa de la independencia; tal como medio centenar de mujeres que desde Socorro se ofrecieron a dar vestido a los ejércitos en un acto de heroísmo republicano.

A la vez que la causa de la independencia alcanzó importantes triunfos por la vía de las armas, la discusión necesariamente volvió a la arena política y civil. Entonces la región central adquirió, deliberadamente, un lugar primordial. En 1820 se convocó a un congreso para sellar la unión entre la Nueva Granada y Venezuela. El lugar elegido fue la Villa del Rosario de Cúcuta, una pequeña población limítrofe entre ambos países. La población en la medianía reunió a grandes personalidades del periodo en 1821, como el mismo Nariño, quien intervino en favor de la división de poderes, o José Félix de Restrepo, quien alzó su voz en favor de la libertad de los esclavos.

Pero si el Congreso de Villa del Rosario materializó el sueño de unión entre Venezuela, la Nueva Granada y Ecuador, las soberanías locales minaron la armonía del proyecto, que empezó a resquebrajarse muy poco después. La constitución de 1821 centralizó interinamente el poder en Bogotá, lo que despertó profundas molestias entre los venezolanos y los ecuatorianos partidarios de la alternativa federalista. Ya desde La Magdalena, en el Perú, Bolívar plasmó su aflicción por el estado de cosas en 1826. Y aunque partidario del centralismo, contempló la posibilidad de ceder a los deseos federales, en una respuesta postrera, y tal vez demasiado tardía, a un problema sin concluir.

***

Camilo Torres (1766-1816), Frutos Joaquín Gutiérrez (1770-1816)

Exposición de motivos de la Independencia

1810-09-25

Santafé de Bogotá

Biblioteca Bicentenario

Volumen 2: 20 de julio de 1810

Páginas 51 - 93

Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá

Frutos Joaquín Gutiérrez y Camilo Torres, vocales secretarios de la Suprema Junta de Santafé, describen los hechos que llevaron del 20 de julio y justifican los motivos de la declaración de independencia. Además de los que llama “motivos antiguos” (entre los que se encuentran trescientos años de injusticia bajo el dominio de un trono lejano, con los enemigos en los cargos de poder en América, privados de los empleos de honor y despreciados por el hecho de ser americanos), señala los “nuevos motivos”. Estos están relacionados con los organismos colegiados que se formaron en España durante la prisión de Fernando VII: La Junta de Sevilla y el Consejo de Regencia. De ambos critica su política contraria a los intereses americanos. Al final señala que “hemos tenido bastantes y sobrados motivos para desconocer cualquier otra autoridad que no sea la inmediata de nuestro amado soberano el Sr. D. Fernando VII” (83). Finalmente, invita a la unión de los americanos en un solo cuerpo para evitar el sometimiento injusto.

Nicolás de Valenzuela y Moya

Oración gratulatoria y parenética

1817

Neiva

Biblioteca Nacional de Colombia - Bogotá

Nicolás de Valenzuela y Moya, se dirigió a los feligreses de la parroquial de Neiva ante el Consejo de Guerra del Ejército Expedicionario, en ocasión, de la restauración de Fernando VII le permitieron a Valenzuela ratificar las premisas de aquella primera declaración. La Oración Gratulatoria y Parenética está articulada a través del pasaje de Isaías sobre la redención de Jerusalén como “ciudad fiel”, que en su opinión debe servir como ejemplo para inspirar la redención del pueblo neogranadino. Valenzuela parte de la noción de que el vínculo entre la religión y la política no sólo es necesario, natural y benéfico, sino que es la condición para expiar los pecados de la comunidad política. El autor demuestra su conocimiento profundo en la exégesis bíblica y la historia grecorromana para ratificar el valor de la religión y del orden moral en la política.

María Josefa Villareal y otras mujeres de la República del Socorro

Carta ofreciendo 100 vestuarios

1820-01-08

Socorro

Archivo General de la Nación - Bogotá

Mujeres liberales del Socorro remiten 100 vestidos para los militares republicanos como tributo a la libertad.

Antonio Nariño (1765-1823)

Discurso de instalación del Congreso de Cúcuta

1821

Villa del Rosario de Cúcuta

Biblioteca Bicentenario

Volumen 7: La construcción de la República

Páginas 13 - 25

Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá

Antonio Nariño, recién llegado de Europa después de su prisión tras la derrota en los ejidos de Pasto en 1814, se dirige al recién formado Congreso Constitucional. Señala la importancia de diferenciar entre independencia y libertad: si la primera se consigue con las armas, la segunda se fundamenta en las leyes. Para esto señala la importancia de la división de poderes por mandato constitucional. Sugiere tener claro que la soberanía se compone de las voluntades individuales que en conjunto escogen a sus representada. Así, para garantizar la legitimidad de las elecciones, enfatiza sobre la necesidad de tener elecciones graduales de acuerdo con divisiones administrativas. Nariño asegura que las instituciones son la fuerza moral de un gobierno, pero la milicia y la renta pública son la fuerza física, las que sugiere fortalecer en proporciones justas.

José Félix de Restrepo (1760-1832)

Discurso sobre la manumisión de esclavos

1821

Villa del Rosario de Cúcuta

Biblioteca Bicentenario

Volumen 1: Los ilustrados

Páginas 75 - 112

Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá

Discurso de José Félix de Restrepo ante el Congreso de Cúcuta en favor de la abolición de la esclavitud. Restrepo señala que es criminal pretender la libertad de España si no se da a los esclavos. Para esto, expone ante el Congreso los horrores del tráfico de esclavos desde África, las condiciones inhumanas de su vida y, en últimas, la injusticia misma de su condición de servidumbre. Señala que las afirmaciones sobre los vicios de los negros son mentira, y dice que “los blancos observamos los mismos y aun mayores defectos”, por lo que no duda que los negros sean capaces de la más completa civilización. Afirma que la esclavitud es tan contraria al evangelio como opuesta a la ley fundamental de Colombia. Y aunque la esclavitud debe ser erradicada, propones otorgarla gradualmente para no destruir al propietario, por lo que propone atender una ley de libertad de vientres con honores para los ciudadanos que liberen a sus esclavos.

Simón Bolívar (1783-1830)

Carta al Gran Mariscal de Ayacucho [José Antonio Sucre]

1826-05-12

Magdalena, Colombia

Biblioteca Bicentenario

Volumen 5: Pensamiento político de Simón Bolívar

Páginas 143 - 149

Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá

Carta de Bolívar a Sucre informándole del estado de crisis de Colombia por la divergencia de los partidos, los déficits en la fiscalidad, la desorganización civil y la inaplicabilidad de leyes que la gobiernan. Bolívar señala con aflicción que Colombia presenta el cuadro más lamentable por una superabundancia de fuerza liberal mal empleada”. Para remediar esta situación propone mayor sobriedad en el gobierno por medio de una federación entre las tres repúblicas sancionada por la aplicación de una constitución similar a la de Bolivia, la que le solicita promover ante el Congreso.