

25 de enero de 2020
Como equipo organizador, asistentes y participantes al “II Taller Internacional de Creación Cartográfica. Acciones para la Construcción de Nuevas Narrativas Territoriales”, que se llevó a cabo en Morelia, Michoacán, México del 24 al 27 de octubre de 2018, el cual, entre otros fue convocado por el Programa Kioscos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica, nos sumamos a los llamados de solidaridad y apoyo con la base trabajadora de dicho programa, dada la incertidumbre que actualmente prima en torno a la continuidad de su trabajo.
Durante el evento en Morelia, las y los participantes coincidimos en la importancia de continuar desarrollando y ejercitando, desde las universidades, estrategias de vinculación con la sociedad, especialmente con aquellas comunidades que mayormente ven vulnerados sus derechos territoriales. Consideramos que el Programa Kioscos Socioambientales además de cumplir con esta labor, es un espacio de aprendizaje y generación de conocimiento constante; mismo que es compartido en plataformas como nuestro taller y en esa medida su aporte se multiplica. De hecho tenemos proyectado realizar la tercera emisión de nuestro evento, en la UCR, bajo la colaboración y coordinación de este Programa, razón por la cual nos preocupa de especial manera su situación actual.
Por todo lo anterior, respaldamos las acciones que las y los integrantes de Kioscos emprendan para hacer valer sus derechos laborales, y en este mismo sentido instamos al rector de la UCR, Henning Jensen y a la vicerrectora de Acción Social, Yamileth Angulo, a reconsiderar sus decisiones, valorar la importancia de este programa y garantizar la continuidad del trabajo de nuestras compañeras y compañeros.

Reconocemos:
América Latina como una geografía que ha sido y es marcada por la colonialidad material, epistémica, cultural, simbólica y de género, la cual continuamente despoja a pueblos y personas de sus territorios, saberes y sentires; y que nos ha marcado la forma de entender nuestros espacios de vida.
En el contexto actual de avance del racismo, fascismo, capitalismo neoliberal, machismo y criminalización de la protesta social, como colectivos críticos y autónomos que construimos geografías plurales desde y en solidaridad con América Latina,
Rechazamos:
La geografía teórica y aplicada de corte neoliberal que provee las herramientas conceptuales y tecnológicas para la mercantilización de la educación y el despojo de los saberes y los bienes comunes.
La geografía que justifica y refuerza el avance del fascismo, la xenofobia y el colonialismo a través del determinismo geográfico, el etnocentrismo, el centralismo y el nacionalismo metodológico.
La geografía que legitima el extractivismo académico, que se arroga la función de validar ciertos conocimientos sobre otros y que asume que la construcción y enunciación del conocimiento le pertenecen únicamente al ámbito académico.
La geografía que no asume su compromiso con la justicia social y que fomenta las jerarquías intelectuales mediante la creación de categorías como sujetos y objetos de investigación.
La geografía que impulsa el canibalismo intelectual que nos impide crear en colectivo, y que premia la individualidad y la precarización de la vida en desmedro del cuidado colectivo y el autocuidado.
La geografía que encarna el racismo y el patriarcado heteronormativo que invisibiliza y explota el trabajo generado por los cuerpos de mujeres, disidencias/diversidades sexuales y de género, indígenas, negres, pobres, colegas y estudiantes.
La geografía enfocada en la publicación académica e instrumental a un sistema elitista que no busca democratizar la construcción ni el acceso al conocimiento.
La geografía que se produce desde instituciones universitarias privadas excluyentes de poblaciones populares que no pueden costear sus altas tasas para acceder al estudio.
Proponemos:
Una geografía en colectivo, emancipatoria, feminista, anti-capitalista, decolonial, ecologista, auto-crítica, comprometida con la justicia y la transformación social anclada en las luchas, y que no solo cuestione sus privilegios dentro de las aulas, o en un escrito de Posicionalidad y Reflexividad, sino que sea ese espacio desde el cual asumimos nuestros privilegios históricos y estructurales en nuestras prácticas cotidianas, no para perpetuarlos y afirmarlos, sino para cuestionarlos y deconstruirlos. Una geografía que no tome partido por les oprimides, sino que se haga cargo de su mierda, que no solo señale, sino que luche contra los sistemas estructurales de opresión que nos sostienen.
Instamos/Le exigimos al EGAL:
1. Que asuma la carga patriarcal y excluyente de su nombre, Encuentro de GeografOs de América Latina, y que lo cambie por “Encuentro de Geografías de América Latina”, para reconocer: (a) el trabajo históricamente invisibilizado de las mujeres y las disidencias/diversidades sexuales y de género (b) las pluralidades desde las que se construyen los territorios, espacios de vida y formas de conocimiento.
2. Que termine con las prácticas exclusivas de acceso e intercambio de conocimiento, como el costo elevado de la inscripción y la jerarquización académica, que vuelve al evento un espacio elitista alejado de las sociedades que pretende comprender y a las que aspira a contribuir.
3. Que haga un llamado a la visibilización de la violencia académica, laboral y de género dentro de los espacios universitarios, señalando las contradicciones que hay entre este tipo de prácticas y los discursos de igualdad de género dentro de instituciones, programas, seminarios, cátedras o revistas vinculadas a nuestra disciplina.
Manifestamos este posicionamiento como una invitación y como una provocación, como una toma de responsabilidad ante la realidad que vivimos y construimos en las coordenadas espacio-temporales que habitamos.
Colectivos, grupos y personas asistentes al Encuentro de Geografías Críticas y Geografías Autónomas de América Latina
Colectivo de Geografía Crítica Gladys Armijo, Chile
Cartografía Sur, Colombia
Kioscos Socioambientales, Costa Rica
ESTEPA, Colombia-México
Geobrujas-Comunidad de Geógrafas, México
Kolektiv Orangotango, Alemania
Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, Ecuador
FES-ILDIS, Ecuador
Ellas tienen nombre, México
La muerte sale por el Oriente / Mapeo de Feminicidios, México
GEOGRAFAR, Brasil
Colectivo Louis Michel, México
Kritische Geographien globaler Ungleichheiten, Alemania
Geoide en Revolución, Argentina
Comité Estudiantes de Geografía, Colombia
Alianza Territorial Mapuche, Chile
Femnicidios.mx, México
Miradas Críticas al Territorio desde el Feminismo, Ecuador, México, Perú, Uruguay, España
Counter Cartographies Collective, Estados Unidos
Geógrafas haciendo lugar, Argentina
Feminar/Ausgecohlt, Alemania
Mapeo Feminicidios, Uruguay
Artos, Ecuador
Geocomunes, México
Renascer, Brasil

El grupo Espacio Tecnología y Participación ESTEPA, manifiesta su apoyo a las comunidades en la defensa de sus territorios y derechos, las cuales desde un comienzo se han visto afectadas por la construcción del proyecto hidroeléctrico Hidroituango y en la actualidad se ven expuestas a una situación de riesgo y constante zozobra producto de la incertidumbre frente al posible fallamiento de la presa. Este proyecto, el más grande en Colombia y el tercero que debería entrar en operación después de El Quimbo en el sur del Huila y de Hidrosogamoso en el departamento de Santander ha dejado desaparecidos en Ituango producto de la defensa del territorio y del conflicto armado interno, en el que el Estado no ha respondido de manera eficaz.
Existen efectos socio-ambientales profundos, que se derivan del desarrollo de proyectos de esta naturaleza, los cuales no pueden analizarse sin comprender las dinámicas culturales y económicas que los habitantes de estas regiones han entablado con sus territorios. En este sentido, se hace un llamado a tener en cuenta , de manera sistémica y compleja, los aspectos que tradicionalmente se han considerado como únicamente técnicos, relacionados en general, con la circulación y movimiento del agua superficial y subterránea, los cuales, además de modificar procesos espacio temporales en términos geomorfológicos, morfogénicos, climatológicos y edafológicos, también transforman las formas de vida que los habitantes han construido al ritmo de los ciclos de la naturaleza a través de los años y que implican conocimientos transmitidos de generación en generación, echados al olvido al borrar o ‘inundar’ sus territorios o al modificar sustancialmente sus dinámicas.
A lo anterior se suma la destrucción de refugios únicos de vida silvestre debido a la inundación y descapote de coberturas semi-acuáticas emplazadas en las riberas de los ríos y al aumento de emisiones de dióxido de carbono y gas metano por la descomposición de materia orgánica en aguas de circulación lenta, años después de la construcción de este tipo de proyectos; emisiones que no solo tienen efectos negativos en la fauna y la flora, sino que son uno de los principales factores del calentamiento y el cambio climático.
Esta idea de desarrollo, basada en la construcción de mega estructuras y mega proyectos, no considera la forma de vida de los habitantes y en general de los seres vivos afectados por estos, ni mucho menos la multiculturalidad de los territorios y la relación híbrida naturaleza-cultura, construida a través de los años. Basta con analizar sus efectos sobre las prácticas de agricultura, caza y pesca, cuyos cambios, en la mayoría de los casos, condenan a la población a depender de la producción de alimentos en otros lugares, modificando su dieta y su modelo de desarrollo local, caracterizado por una soberanía alimentaria, en vía de extinción, a cambio de un modelo de seguridad alimentaria, basado en economías regionales y globales, que solo favorecen a los dueños del capital.
El grupo ESTEPA también cuestiona e invita a la reflexión y a la acción frente a la idea de empleo que acompaña la construcción de estos megaproyectos, la cual atrae a una gran población y a economías foráneas que deterioran la calidad de vida de los habitantes y que generan problemas de prostitución, drogadicción, alza en los precios de los alimentos, privatización del espacio público, especulación de la tierra y aparición de economías de servicio inestables y fluctuantes.
Aspectos relacionados con el ocultamiento de información, la falta de participación de las comunidades en la toma de decisiones, la ausencia de un plan de manejo y gestión del riesgo y de un plan de contingencia en una posible emergencia de enorme magnitud y las restricciones de acceso a sectores organizados nos generan grandes dudas frente al manejo que en la actualidad se está dando a la situación de Hidroituango.
La falta de consideración y cuidado hacia la población, manifiesta en la constante zozobra a la cual ésta ha estado sometida, hace evidente la relación existente entre los proyectos de desarrollo y sus grandes inversiones económicas, la profunda corrupción que en aras del beneficio económico conlleva a desestimar la vida y el desconocimiento de la historia de sus habitantes y la relación con sus territorios, de las miles de personas que hoy se ven afectadas por la incertidumbre de una obra que, desde sus comienzos, estuvo caracterizada por sus decisiones inconsultas, desplazamientos forzados y la inadvertencia de la opinión de los habitantes locales.
La situación actual de Hidroituango es un monumento a la indolencia y a la falta de cuidado hacia los colombianos y colombianas del común; basta con analizar la ubicación de los albergues dentro del cañón del río Cauca, el hacinamiento de las comunidades en lugares públicos de los municipios como escuelas o polideportivos, y, sobre todo, el desarraigo de sus territorios al que han sido y seguirán siendo forzados los habitantes de la zona. La situación de Hidroituango es un llamado a gritos a cambiar el actual modelo de desarrollo basado en macro proyectos y macroeconomías por un desarrollo endógeno en el que las comunidades locales y su historia sean los protagonistas.
¡Hasta cuándo!