1. Biografía

Por Erika Alexandra Arias Aguirre

Manuel Esteban Ancízar Basterra (1811-1882)

El 25 de diciembre de 1811, en la hacienda “El Tintal” cerca de Fontibón, hoy localidad de Bogotá, la señora Juana Bernarda Basterra y Abaurrea daba a luz al pequeño Manuel Esteban. Para la época, ya habían nacido sus tres hermanos: Dionisio José Antonio, Francisca María Micaela y Pablo. El año anterior, 24 de julio de 1810, el virrey Antonio Amar y Borbón, su esposa y el padre de Manuel, José Francisco de Ancízar, fueron presos por la Junta Suprema que había despojado al virrey de sus poderes. En efecto, por causa de los aires de independencia que se respiraban en la Nueva Granada, la situación de Ancízar padre se había transformado radicalmente en 9 años, desde su llegada a Santafé el 9 de diciembre de 1802, junto con la comitiva de Amar, en la que también iba doña Juana. 

Sus padres, de origen vasco, se unieron en matrimonio el 4 de agosto de 1805, contaban con privilegios sobre los criollos, lo cual le facilitaba los lazos comerciales a Ancízar. Sin embargo, esta pareja se enfrentó con la propagación de ideas liberales e igualitarias que rechazaban la organización jerárquica española. Luego del Grito de Independencia y de un corto periodo en prisión, José Francisco y su familia se refugiaron en la mencionada hacienda, el 10 de agosto de ese año. No siempre vivieron allí, durante la época de la reconquista española encabezada por Pablo Morillo, Ancízar padre debió asumir el cargo de corregidor en la villa de Zipaquirá, pero renunció, quizá por desacuerdo con las políticas del conquistador,  y se reestableció en “El Tintal”, donde vivió hasta la victoria de Bolívar en el Puente de Boyacá el 7 de agosto de 1819.

Esta fecha marca para Manuel el comienzo de un largo exilio o peregrinaje, si se quiere, que se prolongará por más de veinte años. La situación se agudiza para él sus padres y hermanos. Se hace menester la huida, deben tomar la ruta Honda, Mompox, Cartagena. Durante el penoso trayecto, el pequeño Manuel ve morir a su tía y a sus dos hermanos mayores, Dionisio y Pablo. Cuenta Emiro Kastos que la madre, en su afán por salir de Santafé, tomó una bolsa con cubiertos, pensando que se trataba de dinero, y al percatarse de su fatal error no pudo comprar alimento para sus hambrientos hijos.

En Cartagena, un pequeño grupo de sobrevivientes españoles resistía a los ejércitos independentistas. No obstante, en 1820, se promueve la Jura de la Constitución liberal de 1812. Ancízar padre se había sostenido durante ese periodo administrando los suministros alimenticios, recibía por ello un sueldo irrisorio y algunas porciones de alimento, su hija Francisca muere.  Francisco, Juana y el pequeño Manuel se exilian en Cuba, la única colonia española, así pues, llegan a la Habana a mediados de 1821.

La Habana se convierte para Manuel Ancízar en la cuna de su formación intelectual. El Joven estudia Derecho en la Pontificia Universidad de San Gerónimo, el 24 de mayo de 1834 recibe el grado de Bachiller en sagrados cánones luego de leer su trabajo de jurisprudencia en la Academia de San Fernando. Posteriormente, es nombrado profesor de derecho romano-hispano en la Real Universidad de San Gerónimo. Además, Ancízar se involucró en la conspiración secreta Cubanacán, que buscaba emancipar a la isla de la corona española. Pero, ¿qué sucedió desde la llegada de la familia Ancízar Basterra a Cuba? Las circunstancias económicas del padre eran lamentables, para su único hijo acceder a la educación no era tarea fácil, puesto que muchos niños y jóvenes carecían de educación. El padre trabaja como administrador en un ingenio azucarero; posteriormente, adquiere una pequeña finca y se dedica a la agricultura, mientras su hijo se esmera en su educación. Pocos años después de su llegada a la isla la madre muere el 6 de enero de 1824 y finalmente Manuel queda totalmente huérfano en 1832 con la muerte de su padre, quien le dice: “Nada tienes en tu patria, ni parientes ni amigos; pero así que concluyas los estudios vete a ella: si de algo sirvieres, sírvela.” Los estudios se complementan con su formación autodidacta, ya que no se conformó con el derecho y la escolástica, sino que se expandió hacia otros campos de la filosofía y las ciencias físico-matemáticas, en las tertulias del gabinete de Domingo del Monte.

Como primer secretario de Cubanacán y participante de las logias francmasónicas el joven Manuel corre peligro, debe huir a Puerto Príncipe y luego permanece algunos años en los Estados Unidos. Fermín Toro desde Venezuela lo solicita para que lo remplace en la cátedra de filosofía del Colegio de la Independencia. Allí crea y preside el Liceo de Venezuela, una asociación de aficionados a las letras y artes liberales; junto a ellos reavivó el decreto de 1833 sobre la fundación de la Biblioteca Nacional. Asimismo, hacia 1841, en este país fue rector del Colegio Nacional de Carabobo, en la ciudad de Valencia, fundó la Sociedad patriótica de Carabobo y la Caja de Ahorros y participó en varias publicaciones periódicas como El siglo.

Ancízar es requerido para asumir funciones de ministro plenipontenciario ad hoc por la Nueva Granada ante el gobierno de Venezuela, para resolver asuntos de límites territoriales, por lo cual en 1845 parte de Valencia hacia Caracas. Finalmente, después de haber ejercido como abogado, conspirador, periodista, divulgador científico, profesor, rector, diplomático y presidente de sociedades intelectuales regresa a su país natal, la Nueva Granada, como subsecretario de Relaciones Exteriores y Mejoras Internas, de la mano del general Mosquera.  Bajo este cargo Ancízar promovió la inmigración de extranjeros, como también el ejercicio público de sus cultos no católicos, propuesta de marcada orientación secularizadora, aunque poco acogida por sus colegas. Promovió asimismo la conformación de un grupo de científicos y técnicos quienes se encargaran de los estudios de diversas ciencias; fomentó las “carreras útiles” y los “estudios prácticos” y la fundación del Instituto Caldas, basado en el modelo de una escuela norteamericana de artesanos y cuyo objetivo era el fomento de la producción industrial, pero tuvo una muy breve realización.

Durante 1846 y 1850, se esforzó en reunir las voluntades de los hombres que lo rodeaban para cumplir con grandes proyectos y tereas organizativas. Fundó la Sociedad Filarmónica (1846) y la Sociedad protectora de Teatro (1849), que promovían la educación estética y modelaban “el buen gusto” de los decimonónicos; asimismo, creó la logia masónica Estrella del Tequendama (1849) y la Escuela republicana (1850), tal logia disputó con la cartagenera ya creada en 1833 del Consejo Supremo Nacional. En todo caso, estas organizaciones secretas se encargaban de proyectos educativos, filantrópicos y artísticos.

Ancízar renuncia al cargo de subsecretario de Relaciones Exteriores y Mejoras Internas y se dedica al establecimiento de una imprenta, con apoyo financiero del tesoro nacional. Llamó para tal empresa a los litógrafos venezolanos Celestino y Jerónimo Martínez  y a los tipógrafos León, Jacinto y Cecilio Echeverría, entre otros. La creación de una imprenta y de las publicaciones periódicas significaba para la época la adquisición de una herramienta con la cual se podría unificar puntos de vista e intereses y facilitaba la comunicación entre las distintas capas sociales y entre el gobierno y la ciudadanía, hecho que apuntaba a la construcción de nación. Hacia mediado de 1848 se inaugura la imprenta y se ofrecen servicios de impresión, encuadernación y litografía; asimismo, el 4 de agosto de este año, sale a la luz el primer ejemplar del periódico El Neogranadino, días después se imprimiría la Gaceta oficial. Por problemas financieros, relacionados con la falta de subscriptores, Ancízar se ve obligado a vender la Imprenta a Antonio María Pradilla, quien termina por venderla a Manuel Murillo Toro el 1850, posteriormente, es adquirida por el Gobierno Nacional. Ancízar es responsable editorial de El Neograndino hasta el 20 de Julio de 1848, aunque sigue participando en la creación  de otros periódicos como El Pasatiempo y El Constitucional

El 3 de enero de 1850, Ancízar inicia junto con la Comisión Corográfica el recorrido por las ocho provincias del norte de la Nueva Granada (Vélez, Socorro, Tundama, Tunja, Soto, Ocaña, Santander y Pamplona). Este hombre fue contratado como secretario y principal ayudante de Agustín Codazzi; tal como reza el contrato, su misión era poner en limpio los itinerarios, cálculos y expediciones de la Comisión. Además de esta función, se le asignaba la tarea de componer un diccionario geográfico-estadístico y “...una obra acompañada de diseños describiendo la expedición geográfica en sus marchas y aventuras, las costumbres, las razas en que se divide la población, los monumentos antiguos y curiosidades naturales, y todas las circunstancias dignas de mencionarse...” (Documentos de la Comisión Corográfica, citado en Loaiza, 1996: 44-46), obra que será publicada por entregas en el Neogranadino bajo el título de la Peregrinación.

Aunque el proyecto de La Comisión Corográficase diseñó en el primer gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera (1845-1849), sin embargo, se inició durante el periodo presidencial de José Hilario López (1849-1853). El militar, ingeniero, cartógrafo y geógrafo, Agustín Codazzi, se compromete en su contrato a “formar una descripción completa de la Nueva Granada, y a levantar una carta general de dicha República y un mapa corográfico de cada una de sus provincias, con los correspondiente itinerarios y descripciones particulares...” (Ibíd. 44-46).

En un principio, se creyó que Ancízar acompañaría a Codazzi durante los siete años que le tomaría realizar los mapas de la nación; sin embargo, sólo pudo acompañarlo hasta finales del 51. Es solicitado como encargado de negocios de la Nueva Granada ante el Gobierno de Ecuador, de modo que parte a Guayaquil el 15 de enero de 1852. Durante tres años ejerce la función de diplomático y realiza viajes a Chile y Perú. Retorna en 1855 a su país, ocupando el puesto de Representante ante el parlamento por el estado de Panamá.

Manuel ya no era un joven, era hora de terminar con su marcada y paradójica soledad de hombre público. Pide la mano de Agripina Samper, hermana de su colega José María Samper. Esta mujer había nacido en Honda el 4 de marzo de 1833, era mucho más joven que Ancízar, escribía poesía y cartas de amor en francés; además, era también la única hija de una familia de hacendados comerciantes del Alto Magdalena. En suma, una esposa apropiada para “Alpha”, seudónimo de Ancízar. En Bogotá, en la iglesia de San francisco, termina con su soltería el 4 de julio de 1857. Conforma así una numerosa familia de cinco hijos: Roberto, Pablo, Inés, Jorge y Manuel.

Entre otros cargos que ejerció como hombre público se encuentra el de catedrático de economía política y derecho de gentes en el Colegio del Rosario; fue admitido en 1855 como miembro de la Sociedad de Geografía de París y corresponsal de la Sociedad de Naturalistas Neogranadinos. Años después, su cuñado José María Samper  en 1864 presentaría un proyecto para la creación de una institución de educación universitaria, aprobado el 22 de septiembre de 1867; el 13 de enero de 1868 se expide el decreto que reglamentaba la composición y funcionamiento de la Universidad Nacional. Ese mismo año, Ancízar recibe el nombramiento como primer rector oficial que se le asignaba desde el gobierno de Santos Acosta. Asume varios retos en la nueva educación liberal, pero renuncia el 28 de julio de 1870 al cargo debido a la imposición de textos académicos, lo que iba en detrimento de la autonomía de cátedra y pensamiento.

Al año siguiente asume el cargo de presidente de la Instrucción Pública de Bogotá, se vincula como secretario del interior en el gobierno de Aquileo Parra, cargo al que renuncia en 1876 por problemas de salud. Finalmente  se dedicó a la docencia y la dirección del Colegio Mayor de Nuestra señora del Rosario. Disfruta de una vejez apacible junto a su familia en un ardiente ambiente político, muere el 22 de mayo de 1882 a las 22 horas al lado de su hijo Roberto. Fue enterrado sin pompa y con la mayor austeridad como fue su voluntad. 


Biografía consultada:

Loaiza Cano, Gilberto. Manuel Ancízar y su época (1811-1882): biografía de un político hispanoamericano del siglo XIX. Editorial Universidad de Antioquia: Medellín, 2004.

Biografía para niños de Manuel Ancízar: Reyes, Yolanda. Manuel Ancízar, Una peregrinación por los caminos de la memoria. Bogotá: Panamericana Formas e Impresos, 1998.

Biografías en Línea:

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